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ecuerde a sus alumnos el plan de lecturas de la serie «El Conflicto de
los Siglos». La lectura que corresponde a esta semana se encuentra en
Patriar-
cas y profetas,
capítulo 68.
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jóvenes
aquellos que lo habían ayudado. Cuando Dios lo bendijo,
¡él bendijo a otros! ¡Qué clase de siervo! A pesar de sus de
bilidades, David emuló el corazón de Dios con sus actos.
III. CONCLUSIÓN
Actividad
Concluya con la siguiente actividad y resuma el tema con
sus propias palabras.
Dividamos la clase en grupos de dos o tres personas. Pida
mos a cada grupo que nombre dos atributos de David: uno
que lo identifique como un gran líder, y otro que lo iden
tifique como un gran siervo de Dios.
Después de unos minutos, pidamos a los alumnos que
compartan lo que hallaron con la clase. A continuación, pre
guntemos cómo podemos hacer para desarrollar esos atribu
tos en nuestra vida. Cerremos con una oración en la que le
pidamos a Dios que nos ayude a ser mejores líderes para él, y
también mejores seguidores suyos.
Resumen
Comparta los siguientes pensamientos con sus propias palabras:
El libro de 1 Samuel termina de una manera terrible al
relatar la muerte de Saúl. ¿Cómo es posible que alguien a
quien se le ha dado una buena apariencia, un trono real y
la bendición de Dios pueda terminar de esa manera? Su
vida y su muerte son un triste recordatorio de que a menos
que permanezcamos en Cristo, no somos capaces de hacer
nada bueno.
Su muerte es yuxtapuesta con el ascenso de David, la
persona que Dios escogió para que lo sucediera en el trono.
Si queríamos más evidencia de la capacidad de David para
ocupar ese cargo, la tenemos en la manera en que manejó
la muerte de Saúl. Dios no le pidió a David que realizara
una ceremonia especial o que declarara duelo por la muerte
de Saúl.
Al enterarse de las muertes de Saúl y de Jonatán, David
puso inmediatamente a un lado todo el daño que Saúl le
había causado. El único sentimiento que lo embargaba era
el amor que sentía por ambos y la indignación por la mane
ra en que los enemigos de Dios habían ofendido el nombre
del Altísimo al asesinar al rey de Israel. Cuando la gloria de
Dios está en primer lugar en nuestra vida, mostraremos el
mismo espíritu que David exhibió ese día en Siclag.