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1.

Momentos de desánimo

. Por muy talentosos, dotados o

bendecidos que seamos, a veces tendremos momentos de

desánimo en la vida. David experimentó uno de esos mo­

mentos cuando regresó a Siclag y encontró que su hogar y el

de sus hombres habían sido quemados y sus esposas e hijos

llevados prisioneros por los amalecitas. Elena G. de White

nos dice: «David parecía privado de todo apoyo humano.

Había perdido todo lo que apreciaba en la tierra. Saúl le

había expulsado de su país; los filisteos le habían echado de

su campamento; los amalecitas habían saqueado su ciudad;

sus esposas e hijos habían sido hechos prisioneros; y sus pro­

pios amigos y familiares se habían unido contra él y hasta lo

amenazaron con la muerte. En esta hora de suma gravedad,

David, en lugar de permitir que su mente se espaciara en

esas circunstancias dolorosas, imploró vehementemente la

ayuda de Dios. “Halló fortaleza en Jehová su Dios”. Repasó

su vida agitada por tantos acontecimientos. ¿En qué cir­

cunstancias lo había abandonado el Señor? Su alma se refri­

geró recordando las muchas evidencias del favor de Dios»

(

Patriarcas y profetas

, cap. 68, pp. 681, 682).

2.

Una montaña. Dos batallas

. En 1 Samuel 28: 4 la Biblia

declara: «Los filisteos se reunieron y fueron a establecer su

campamento en Sunem, y Saúl juntó a todo Israel y tomó

posiciones en Gilboa». Saúl se preparó para la batalla final

de su vida, aunque no lo sabía. Muchos años atrás otro gru­

po se había instalado en esta cadena montañosa, junto a un

río. «Gedeón llevó entonces a la gente a tomar agua, y el

Señor le dijo: “Aparta a los que beban agua en sus manos,

lamiéndola como perros, de aquellos que se arrodillen para

beber”. Los que bebieron agua llevándosela de las manos a

la boca y lamiéndola como perros fueron trescientos. Todos

los demás se arrodillaron para beber. Entonces el Señor le

dijo a Gedeón: “Con estos trescientos hombres voy a sal­

varlos a ustedes, y derrotaré a los madianitas. Todos los de­

más pueden irse”» (Jueces 7: 5-7).

Como sabemos, Gedeón y sus hombres derrotaron a los fi­

listeos con la ayuda de Dios. Pero el Señor no estaba con

Saúl. Los filisteos diezmaron sus fuerzas, y Saúl terminó sui­

cidándose. El monte Gilboa fue testigo de dos batallas con

resultados muy diferentes.

3.

Cuidado con lo que dices

. En su lamento, David dice: «No

lo anuncien en Gat ni lo cuenten en las calles de Ascalón»

(2 Samuel 1: 20). Gat y Ascalón eran dos importantes ciu­

dades filisteas. David temía que estas ciudades se regocijaran

a expensas del dolor del pueblo de Dios. Le estaba suplican­

do al pueblo discreción en la manera en que manejaran esta

circunstancia. Muchas veces no somos nada discretos con

lo que decimos, en especial cuando la información es sus­

tancial. ¿Qué lección nos enseña el lamento de David?

4.

¡Gracias por toda la ayuda!

Después de derrotar a los ama­

lecitas, la Biblia afirma: «Cuando David llegó a Siclag,

envió a sus amigos, los ancianos de Judá, una parte de lo

que le había quitado al enemigo, junto con este mensa­

je: “Aquí tienen ustedes este regalo, que es parte de lo que

les quité a los enemigos del Señor”. Y envió regalos a los

que estaban en Bet-el, en Ramot del Neguev, en Jatir,

en Aroer, en Sifmot, en Estemoa y en Racal, y también a

los que estaban en las ciudades de Jerameel, en las ciudades

de los quenitas, y en Horma, en Corasán, en Atac, en He­

brón y en todos los sitios por donde él y sus hombres ha­

bían andado» (1 Samuel 30: 26-31). David no olvidó a

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jóvenes

Enseñando...

Pida a sus alumnos que repasen las

otras secciones de su lección.

3

Puntos de vista.

Pregúnteles si las

citas registradas en la sección

Pun-

tos de vista

transmiten el mensaje

central de la lección de esta semana.

3

Más luz.

Lea la declaración que apa-

rece en la sección

Más luz.

Pregúnte-

les qué relación encuentran ellos en-

tre la declaración de

Patriarcas y pro-

fetas

y lo que han analizado en la sec-

ción

Explica la historia

.

3

Puntos de impacto.

Indique a sus

alumnos los versículos de la lección

que están relacionados conel relatode

esta semana. Haga que los lean y deci-

dan cuál de ellos les habla demanera

más directa. Pida que expliquen las

razones por las que escogieron ese

texto particular. Si lo desea, puede asig-

nar los versículos a parejas de alumnos

para que los lean en voz alta, los dis-

cutan con la clase y escojan cuál es

el más relevante de todos.