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Nuevo Horizonte

abril-junio

4 de mayo de 2019

Dios en el centro del evangelismo

EVANGELISMO

L

a historia de la iglesia está llena de ejem-

plos de hombres y mujeres que deja-

ron su huella en miles de personas que

buscaban conocer la Palabra de Dios. A

través de su ministerio evangélico centrado

en Cristo, aprendieron a proclamar el men-

saje de liberación, consuelo y restauración

a un mundo que sufre las consecuencias

del pecado. Y lo hicieron a tal punto, que

se convirtieron en referentes al hablar de

evangelismo. Pero, ¿realmente lo son? ¿De-

bemos seguir su ejemplo para que nuestra

predicación tenga un mayor efecto en nues-

tro mundo de hoy?

En realidad, los testimonios de estos

hombres y mujeres son solo ejemplos de lo

que Dios puede lograr en la vida de todo

aquel que se humilla y se entrega por com-

pleto a él. Dios está buscando hombres y

mujeres que lleven a cabo su obra.

Si queremos encontrar el mejor punto

de referencia de un evangelismo que haya

llevado muchos frutos, en realidad hay un

solo ejemplo: Dios. Él es el evangelista por

excelencia, él único que, entre otras cosas,

anuncia incansablemente las buenas nue-

vas de la salvación para todos.

En Juan 5: 17-19, Jesús nos ofrece una

descripción de cómo Dios trabaja, al afir-

mar que el Padre trabaja desde el princi-

pio y ambos trabajan en conjunto. Él es el

maestro de obras, el que la inició y el que

lleva a cabo toda restauración. A través del

amor por su Hijo, el Padre le confía todo

lo que hace. Jesús mismo dijo: «No puede

el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo

que ve hacer al Padre. Todo lo que el Padre

hace, también lo hace el Hijo igualmente»

(vers. 19).

No debería sorprendernos que Dios

mismo esté participando de lleno en el tema

del evangelismo. Reconociendo su partici-

pación, Jesús dijo: «Nadie puede venir a

mí, si el Padre, que me envió, no lo atrae»

(Juan 6: 44).

Por lo tanto, está claro que Dios el Pa-

dre ocupa el centro del plan de salvación.

Él es el evangelista incomparable, el que

llama a cada persona. Que bendición saber

que hoy contamos con él para mostrarnos

el camino por excelencia para alcanzar los

corazones de los seres humanos. Debemos

seguir a Dios y asociarnos con él en su obra

de salvación como lo hizo Jesús. Solo per-

mitiendo que Dios el Padre esté en el cen-

tro del evangelismo podremos llevar mu-

chos frutos, y él será glorificado.

Harold Linzau,

Director de Ministerios Personales

y Escuela Sabática Asociación de Martinica,

Unión de las Antillas y Guayana Francesa