4
Nuevo Horizonte
•
abril-junio
6 de abril de 2019
Un mensaje para nuestro tiempo
EVANGELIZACIÓN
L
a situación del mundo en que vivimos
es cada vez peor. De allí la necesidad
de compartir el poderoso mensaje de los
tres ángeles (ver Apoc. 14: 6-12).
El fin se acerca y la influencia del mal
se propaga en la tierra como cuando un
cáncer hace metástasis (ver Mat. 24; 2 Tim.
3: 1-9). Ahora, ¿qué podemos hacer ante
este cáncer espiritual iniciado por Satanás?
¿Quedarnos de brazos cruzados? Lamen-
tablemente, esta es la opción que muchos
seres humanos han escogido.
Dios siempre se comunicó con noso-
tros, tanto antes como después de la caída.
Él es un Dios que se relaciona y anhela
compartir su amor y sus proyectos con no-
sotros. La Biblia es clara: Dios se preocupa
por nosotros tanto personal como colecti-
vamente (ver Jer. 29: 11). El Señor eviden-
temente tiene un proyecto: salvar al ser
humano y restaurar el orden en el universo.
Para tal fin, elige a hombres y mujeres que
anuncien mensajes específicos durante mo-
mentos específicos. En el pasado, eligió a
Noé para anunciar la destrucción de la tie-
rra por medio de agua. Eligió a Moisés
como libertador del pueblo de Israel de la
cruenta esclavitud de los egipcios. Eligió a
Ester para librar a su pueblo del genocidio;
y así lo hizo con muchas otras personas en
toda la Biblia.
De esta forma, el mensaje de los tres
ángeles es un mensaje de amor y de salva-
ción para los seres humanos. Es el último
mensaje que debe predicarse antes del re-
greso de Jesús.
Dios necesita hombres y mujeres, jóve-
nes y niños, que estén consagrados y dedi-
cados a proclamar este mensaje. Por tal ra-
zón, se nos invita con mucha premura a
firmar el CED (contrato eternamente dura-
dero) que Dios quiere tener con nosotros.
«La proclamación de la verdad es nues-
tra tarea. En un sentido muy especial, los
adventistas del séptimo día han sido co-
locados en el mundo como centinelas y
transmisores de luz. A ellos ha sido confia-
da la tarea de predicar la última amonesta-
ción a un mundo que perece. La Palabra de
Dios proyecta sobre ellos una luz maravi-
llosa. Una obra de la mayor importancia les
ha sido confiada: proclamar los mensajes
del primero, segundo y tercer ángeles. Nin-
guna otra tarea puede ser comparada con
esta y nada debe desviar nuestra atención
de ella» (
El evangelismo
, cap. 6, p. 94).
Firmemos el CED con Jesús, ya que él
no dudó ni un momento en firmar en la cruz
con su sangre. ¡Proclamemos el mensaje!
Godard Olivier,
Asociación de Guadalupe,
Unión de las Antillas y Guayana Francesa