qué manera ilustran esa diferencia nuestros
afiches? ¿Pueden los líderes ser también
siervos? ¿Hay alguien que aparezca en
ambos afiches? ¿Conocemos a alguien que
encaje en ambas categorías? ¿Cómo puede
un líder ser siervo al mismo tiempo?
B. ACTIVIDAD INICIAL
Preparémonos •
Demos lápices y hojas de
papel a los estudiantes.
Alistémonos •
Pidamos a los estudiantes que
creen una lista de diez (o más) trabajos que no
les guste hacer. Pueden ser tareas del hogar,
jardinería, o cualquier otra cosa.
Iniciemos la actividad •
Demos cinco minutos
para que todos completen su lista.
Digamos
luego: Junto a cada cosa que hayamos
anotado escribamos el nombre de una
persona por quien estemos dispuestos a
hacer ese trabajo si lo necesitara; no porque
recibiríamos un castigo o porque nos
meteríamos en problemas si no lo hacemos,
sino porque queremos ayudarlo.
Después de
dar unos minutos para esta actividad,
digamos:
Volvamos ahora a la lista y encerremos en
un círculo las cosas que haríamos a cambio
de dinero.
Analicemos • Preguntemos: ¿Qué clase de
trabajos pusimos en la lista?
(Escribamos
algunas de las cosas más recurrentes en el
pizarrón o rotafolio).
¿Encontramos a alguien
por quien estaríamos dispuestos a hacer
todo lo mencionado, o hay algunas cosas
que no haríamos ni siquiera como favor?
¿Por quiénes estamos dispuestos a hacer
estos trabajos poco placenteros (padres,
hermanos, amigos, novio o novia)? ¿Qué
cosas señalamos que estaríamos
dispuestos a hacer por dinero? ¿Hay cosas
que haríamos por dinero que no estamos
dispuestos a hacerlas como favor? ¿Hay
cosas que hacemos por las personas que
amamos que no haríamos por los demás
por ninguna remuneración monetaria?
Lección 7
•
Para el sábado 18 de mayo de 2019 - Líderes para el servicio
•
51
Digamos: La lección de esta semana
habla del servicio. A veces servir a otros
implica hacer cosas que no nos gustan o
que podrían parecernos difíciles. El motivo
debería ser el mismo por el que escribimos
los nombres en la lista: el amor. Nosotros
servimos a los demás porque los amamos
y porque amamos a Jesús. Esta clase
de servicio no involucra ninguna clase
de pago o remuneración por lo que
hacemos.
C. ACTIVIDAD INICIAL
Narremos la siguiente historia con nuestras
propias palabras:
Si algún día vamos a Paris veremos las
estatuas de dos hombres llamados Luis. El
primero es Luis XIV, monarca absoluto de
Francia, quien es recordado principalmente por la
famosa frase «el Estado soy yo». Representa uno
de los mayores ejemplos de la grandeza obtenida
por medio del poder. Su filosofía de vida era que
mientras le fuera posible imponerlo, toda la
nación y el mundo debían servirlo. Unas pocas
cuadras más adelante está otra estatua menos
pretenciosa. En esta figura tallada en piedra no
hay uniforme, banda, insignia, espada, ni corona.
Se trata de la estatua de Luis Pasteur, el siervo
de Dios y de la humanidad. Su vida de
investigación desinteresada y dedicada traería
innumerables beneficios para la humanidad en su
lucha contra las enfermedades y el sufrimiento.
La estatua del monarca no es más que una pieza
de arte; la de Pasteur es un altar donde
peregrinos de todas partes del mundo vienen a
rendirle tributos de agradecimiento. ¿Cómo nos
gustaría que nos recordaran? ¿Como Luis XIV,
que llegó a ser el gobernante supremo de Francia
y que ahora tiene una estatua conmemorativa?
¿O como Luis Pasteur, que hoy en día es
considerado un apóstol del bienestar de la
humanidad? (Tomado de
Pulpit Helps Online
.
Usado con autorización).
Preguntemos: ¿Quién es la persona más
importante de nuestra iglesia? ¿El pastor?
¿El primer anciano? ¿El director del coro?