MISIÓN NIÑOS
DIVISIÓN SUDAMERICANA
19
N
o
hay
imposibles
Néstor Álvaro Rivero había sido conductor en
Uruguay y pensaba que su única manera de
compartir a Jesús era predicando, cantando y
tocando la guitarra. Pero un día quiso hacer algo
más: compartir a Jesús abriendo una iglesia.
Todo comenzó cuando el pastor de Néstor le
pidió que trabajara como misionero en el vecindario
de Goes, en Montevideo, la capital de Uruguay
[señale la ciudad de Montevideo en un mapa].
En ese lugar no había iglesias adventistas.
Néstor comenzó a trabajar con otras nueve personas, cuatro de ellos habitantes de
la zona que habían sido bautizados recientemente a través del esfuerzo de los
estudiantes misioneros.
Los nueve comenzaron alquilando el local de una antigua cafetería, el cual
redecoraron y convirtieron en una iglesia, para luego ir de puerta en puerta por el
vecindario invitando a la gente a asistir a la nueva iglesia donde recibirían estudios
bíblicos, clases de cocina vegetariana, ayuda para dejar de fumar y clases de guitarra
impartidas por Néstor.
«Empezamos trabajando todo el día, y al poco tiempo habíamos alcanzado a
muchos», nos cuenta Néstor.
En el primer año se bautizaron cinco personas. Luego, la membresía de la iglesia
aumentó a 25, y ya no había espacio para todos en la pequeña iglesia.
Fue entonces cuando decidieron orar y explorar el vecindario en busca de un lugar
más grande.
UNA AYUDA INESPERADA
Por la gracia de Dios, para ese entonces la Iglesia Adventista mundial designó su
iglesia como receptora de una parte de las ofrendas del decimotercer sábado.
Cuando el dinero llegó a Uruguay, compraron un local de dos pisos y lo
convirtieron en iglesia. En la planta baja de la nueva iglesia hay una sala grande con
48 sillas.
Actualmente, trabajan para poder transmitir sus servicios de adoración en la parte
de arriba de la iglesia, donde hay cinco habitaciones más pequeñas, con la finalidad de
que muchos más puedan asistir.
«Agradecemos mucho la ayuda que hemos recibido de los miembros de la Iglesia
Adventista mundial —dice Néstor—. Con mucho trabajo y con ayuda de las ofrendas
del decimotercer sábado se ha logrado establecer una iglesia fuerte, con buenas raíces y
miembros que están dispuestos a servir».
Pero Néstor aclara que el crecimiento de la iglesia no depende del trabajo de los
miembros, sino de la mano poderosa de Dios.
Uruguay
25 de mayo
Nestor Alvaro Rivero, 60