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MISIÓN NIÑOS

DIVISIÓN SUDAMERICANA

21

¡N

o

iré

a

la

escuela

los

sábados

!

Luis Mendoza se sorprendió mucho cuando le

informaron de que habría vacaciones a mitad de año.

Él estaba en quinto grado y las escuelas públicas iban

a cerrar en Perú debido a que los maestros habían

convocado una huelga para pedir mejores salarios. Así

que Luis pasó dos meses sin ir a la escuela.

Cuando finalmente se reabrieron las escuelas, la maestra

de Luis les dijo a los niños que tendrían que trabajar muy

duro para compensar los dos meses sin clases. Para ayudarlos,

la maestra agregó un día adicional de clases a la semana: el sábado.

Luis no quería ir a la escuela los sábados porque había entregado su corazón a Jesús y se había

bautizado a principios de año después de asistir a la Escuela Bíblica de Vacaciones en Cusco, su

ciudad natal

[señale la ciudad de Cusco en el mapa].

UN CAMBIO INESPERADO

El viernes, la maestra les recordó a los niños que se reunirían nuevamente al día siguiente, y

también anunció que habría un examen muy importante.

Luis se acercó nerviosamente a su maestra cuando terminó la última clase del viernes.

—Maestra, soy adventista —le dijo—. Por favor, permítame tomar el examen otro día porque

voy a la iglesia los sábados.

La maestra se mostró pensativa.

—Déjame pensarlo—dijo ella—. Revisaré tus calificaciones.

La maestra no había respondido aún, pero Luis siempre había tenido buenas calificaciones y

esperaba que su maestra le permitiera faltar a la clase de los sábados. Cuando llegó a su casa, les

comentó a sus padres, que no eran adventistas, lo que había sucedido.

—Esperemos a saber qué dirá tu maestra —le dijo su madre—. Si ella te da permiso, entonces

podrás faltar a la escuela los sábados, pero si no te da permiso, entonces tendrás que ir a la escuela.

ORAR ERA LA SOLUCIÓN

Aquella noche, antes de irse a dormir, Luis oró:

«Señor, ayúdame. Haz que mi maestra me dé permiso para faltar a clase los sábados. El sábado

es un día santo, apartado por ti, y quiero adorarte en tu día».

Al día siguiente, su maestra aún no le había dado permiso, y sus padres tampoco querían que

faltara a clases, pero aun así, decidió ir a la iglesia en vez de ir a la escuela.

Luis no quiso contarle su problema al pastor ni a nadie, pues se sentía avergonzado. Pero

siguió orando para que Jesús convenciera a su maestra de que le permitiera faltar a las clases de los

sábados.

El lunes en la mañana, cuando llegó a la escuela, Luis estaba muy nervioso. No quería hablar

con su maestra y ella tampoco le habló de ese asunto en todo el día.

Cuando todos se estaban yendo a sus casas al final del día, la maestra le pidió a Luis que se

acercara a su escritorio. Luis caminó con muchos nervios hasta donde se encontraba su maestra.

De repente ella le sonrió.

Perú

1º de junio

Luis Condori, 11