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ecuerde a sus alumnos el plan de lecturas del comentario inspirado de
la Biblia, denominado la serie «El Gran Conflicto». La lectura que corres-
ponde a esta semana se encuentra en
Profetas y reyes
, cap. 46.
14
jóvenes
al
s el plan de lecturas de la s rie «El Conflict
os Siglos». La lectura que corresponde a esta semana se encuentra en
Pat iar
cas y prof tas,
capítulo 54.
El
Comentario bíblico adventista
dice de estos antiguos pueblos
del mar: «Invadieron y destruyeron las ciudades costeras de
Asia Menor, como Troya; luego, el reino hitita; después, una
cantidad de estados del norte de Siria […], y por fin marcha
ron hacia el sur por la costa de fenicia y Palestina en un esfuer
zo por invadir el mayor país civilizado de su tiempo: el fértil
valle del Nilo [Egipto]. Entre ellos estaban los treucos y los fi
listeos; estos últios venían con sus familias en carros tirados por
bueyes. Ambas tribus se establecieron en la costa de Palestina
después que terminó la migración de los pueblos del mar.
Comprendiendo la seriedad de la situación, Ramsés III enfren
tó a las fuerzas enemigas en la frontera de Palestina, en el oc
tavo año de su reinado. En una gran batalla infligió una seria
derrota a los posibles invasores, y destruyó su flota cuando esta
intentó desembarcar en uno de los canales del Nilo. Aunque
Ramsés pudo salvar así a Egipto de la invasión, no fue lo bas
tante fuerte como para expulsar de Palestina a los teucros y los
filisteos, quienes, estableciéndose allí, controlaron la rica re
gión costera durante muchos siglos» (t. 2, p. 29).
Estos acontecimientos seguramente se produjeron durante
la pacífica época del liderazgo de Gedeón, alrededor del año
1200 a. C. Unos cincuenta años después de la muerte de Ge
deón, alrededor del año 1119 a. C., los filisteos comenzaron a
oprimir a los israelitas. Los indomables filisteos habrían con
quistado fácilmente a los israelitas de no mediar la interven
ción divina.
Sin embargo, aunque solemos tener la imagen de los filis
teos como unos villanos, la Biblia nos recuerda que Dios tiene
un plan para cada pueblo de la tierra. En Amós 9: 7 Dios le
dice a Israel: «Esto afirma el Señor: “Israelitas, para mí no hay
diferencia entre ustedes y los etíopes. Así como los traje a us
tedes de Egipto, así traje también de Creta a los filisteos y de
Quir a los arameos”». El rey David, quien se hizo famoso al de
rrotar a los filisteos, tenía seiscientos guardaespaldas filisteos
convertidos del paganismo que permanecieron fieles a él
cuando su hijo Absalón se rebeló contra él.
III. CONCLUSIÓN
Actividad
Concluya con la siguiente actividad y resuma el tema con
sus propias palabras.
Entreguemos tarjetas a nuestros alumnos y pidámosles
que escriban de tres a cinco maneras en las que trabajarán
para permanecer conectados con Dios todos los días. Si lo
desean y el tiempo lo permite, pueden compartirlas con sus
compañeros de clase, pero animémoslos a llevarlas a sus ho
gares y colocarlas en el espejo de su habitación o en la cabe
cera de sus camas, donde puedan verlas cada día y recordar
que es preciso que mantengan su vida espiritual en forma.
Resumen
Comparta los siguientes pensamientos con sus propias palabras:
La historia de Sansón nos recuerda que tenemos que usar
nuestros dones con sabiduría y que es necesario que perma
nezcamos fieles a ese Dios que nos creó. No podemos predecir
las situaciones en las que nos veremos envueltos, pero si nos
consagramos a Dios y estamos dispuestos a ponernos del lado
de la verdad y la justicia, él nos usará de manera asombrosa.
No obstante, para que eso ocurra, no solo tenemos que
acercarnos a Dios cuando las cosas se ponen difíciles y nos
vemos atrapados sin escapatoria, sino mantener una rela
ción diaria con él.
La historia de Sansón es un recordatorio gráfico de los pe
ligros de la tentación y el pecado. Si bien nuestro deber como
cristianos es testificar y asociarnos con otras personas sea cua
les sean sus creencias, nos arriesgamos a nivel espiritual cuan
do perdemos de vista el plan de Dios para nuestra vida.
Pablo dijo que «todo lo que no se hace con la convic
ción que da la fe, es pecado» (Romanos 14: 23). Aunque
nosotros no hayamos sido dedicados como los nazarenos, y
que no tengamos las severas restricciones que tenían ellos,
siempre deberíamos tener presente las palabras del apóstol
Pablo: «En todo caso, lo mismo si comen, que si beben, que
si hacen cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de
Dios» (1 Corintios 10: 31).