película. Después que lo vean, digámosles que van
a dedicar algunos minutos a crear un aviso
publicitario impreso, un comercial de televisión, o
un anuncio radial. Expliquemos a qué público
estará dirigido (niños en edad preescolar,
personas jubiladas, padres de niños en edad
escolar, estudiantes universitarios, doctores, etc.).
Asignemos el público objetivo (uno diferente a
cada grupo) y el producto que queremos vender
en nuestro anuncio publicitario (un auto, pasta de
dientes, una colección de libros de historias de la
Biblia, estudios bíblicos en CD, etc.). Si es posible,
unamos esta actividad con los puntos
mencionados en la Actividad A. El objetivo de
ambas cosas es que los estudiantes lleguen a
comprender mejor lo que son realmente los
medios de comunicación.
Iniciemos la actividad •
Demos suficiente
tiempo para que desarrollen la comunicación.
Si las posibilidades lo permiten, dejemos que
salgan del recinto y que trabajen en cualquier
otro lugar disponible. Cuando se acabe el
tiempo, reunámoslos de nuevo para que
presenten sus creaciones. Pidamos a los
estudiantes que voten y decidan cuál fue el
anuncio más efectivo y démosle un premio al
equipo ganador.
Analicemos • Preguntemos: ¿Qué sentimos
al estar del otro lado de los medios?
(En el
lado codificador en vez del decodificador)
¿Lo
disfrutamos? ¿En qué nos dificultó el trabajo
el hecho de que se nos especificara a qué
público estaba dirigido? ¿Cómo decidimos lo
que sería atractivo para ellos? ¿Qué
procesos similares utilizan los productores
de los medios de comunicación para crear
un anuncio o programa?
Preguntemos: ¿Qué nos haría aceptar o
rechazar un trabajo de tiempo completo que
implicara crear anuncios o programas
mediáticos? ¿Cuán fácil o difícil crees que
sería para un cristiano dedicarse a esto?
¿Cuáles serían los desafíos que
enfrentaríamos como cristianos al trabajar
en la industria de los medios de
comunicación? ¿En qué se parecen o se
diferencian los desafíos que enfrenta un
espectador cristiano?
C. ACTIVIDAD INICIAL
Narremos la siguiente historia con nuestras
propias palabras:
Juan es un joven como cualquier otro al que
le gusta ver televisión, escuchar radio y
entretenerse con juegos de video. De hecho,
podríamos decir que Juan es un adicto a los
medios masivos de comunicación. Ve todas las
películas nuevas apenas salen, ya sean para
niños o adultos. Sus padres lo dejan ver toda la
televisión que quiera. De hecho, tiene un
televisor y un
Play Station
en su habitación. Su
computadora, que también está en su
habitación, tiene conexión de Internet de alta
velocidad. Juan está ciertamente atrapado por
los medios. Sus padres están preocupados por lo
que mira, pero ellos viven más o menos de la
misma manera, de modo que sienten que no
tienen autoridad de decirle nada.
Sin embargo, hay un problema. Juan ha
estado asistiendo al grupo de jóvenes y poco a
poco se ha ido dando cuenta de que el mundo
no necesariamente desea lo mejor para él. De
hecho, ha estado pensando en bautizarse y
quiere que su vida sea transformada. El pastor
de jóvenes le sugirió que descansara por un
tiempo de las cosas que suele hacer (es decir,
que se tomara un tiempo para reflexionar y
reorientar su vida y sus prioridades). Con ello, el
pastor le dijo que él podría evaluar en qué utiliza
su tiempo y ver si esas cosas lo ayudan en su
propósito de caminar con Jesús.
Juan está en una encrucijada. ¿Qué consejo
podemos darle?
Analicemos • Preguntemos: ¿Nos
identificamos algunos de nosotros con Juan?
(No les pidamos que levanten las manos, sino que
reflexionen en esto).
¿Qué hace qué Juan sea
diferente de la mayoría de los niños de su
edad?
(Que él ha comenzado a darse cuenta de lo
que ve).
¿Qué haríamos nosotros en esa
situación? ¿Estamos dispuestos a tomarnos un
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Para el sábado 29 de junio de 2019 - Los medios y el entretenimiento (segunda parte)
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Lección 13