decisiones en lo que hacen nuestros amigos
en vez de dedicarnos a lo que puede
ayudarnos a alcanzar el «equilibrio».
Digamos: Escojamos a un compañero o
compañera y hagamos una lista de tres
cosas que hacen difícil que los jovencitos de
hoy alcancen el equilibrio
(dé a los
estudiantes suficiente tiempo para confeccionar
la lista). Pidamos a algunos voluntarios que lean
los siguientes textos:
Filipenses 4: 13;
1 Corintios 1: 30; Romanos 8: 37; Isaías 26: 3;
Jeremías 29: 11; Salmo 27: 1; Daniel 11: 32.
Preguntemos: ¿Qué poder nos puede
ayudar a mantener el equilibrio? ¿Qué se
siente al saber que podemos confiar en ese
poder cuando necesitamos mantener el
equilibrio?
Preguntemos: Dios dijo que vino para que
pudiésemos tener vida abundante; pero
nosotros solo podemos disfrutar de esa
vida abundante si nuestras vidas están
centradas y equilibradas. Él nos ama tanto,
que siempre nos permite que nosotros
tomemos las decisiones. ¿Qué
responderemos? ¿Queremos mantener
el equilibrio?
PRÁCTICA
A. ACTIVIDAD PRÁCTICA
Digamos: Hay muchas cosas que
constantemente amenazan con desequilibrar
nuestra vida. Veamos algunas de ellas.
Repartamos copias de la página titulada
«Lo que nos hace perder el equilibrio» en la
página 81 a cada grupo de tres o cuatro
estudiantes. Pidamos a cada equipo que dé
tres respuestas por cada pregunta.
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80
•
Para el sábado 15 de junio de 2019 - Con equilibrio y moderación
•
Lección 11
Analicemos • Preguntemos: ¿Cómo nos sentimos
al ver la lista que hicimos? ¿Qué personajes de la
Biblia perdieron el equilibrio? Por otra parte, ¿qué
personajes de las Escrituras mantuvieron el
equilibrio? ¿Qué fue lo que marcó la diferencia?
B. PREGUNTAS PRÁCTICAS
1. ¿Cuán importante es para nosotros
mantener el equilibrio en la vida?
2. Nombremos algunas sugerencias que da la
Biblia que podrían sernos de ayuda para
mantener el equilibrio.
3. ¿Conocemos personalmente a alguien que
parezca ser una persona equilibrada?
4. ¿Cómo podemos llegar a ser una persona
más equilibrada?
CONCLUSIÓN
RESUMEN
Concluyamos la clase con las siguientes ideas,
expresadas con nuestras propias palabras:
El sentido del equilibrio es uno de los sentidos
fisiológicos. Es el que permite que los humanos, entre
otras cosas, caminen sin caerse. Está determinado
por el nivel de un fluido llamado endolinfa que se
encuentra en los conductos del oído interno. Cuando
el sentido del equilibrio se ve afectado, se presentan
mareos, desorientación y náuseas. El equilibrio puede
verse afectado por infecciones, catarros o cualquier
otra afección médica.
Así como necesitamos equilibrio físico,
también necesitamos alcanzar el equilibrio en
todas las facetas de la vida. Podríamos decir que
el equilibrio que alcancemos en la vida depende
del nivel de un fluido en nuestra alma.
Juan 4: 10
nos dice que Jesús puede darnos el agua de vida.
¿Por qué no pedirle que nos llene de ella? Él
promete otorgarnos el equilibrio que
necesitamos.
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