personas toman el término «cristiano» muy a la
ligera, creyendo que un cristiano es simplemente
aquel que actúa con decencia o es una buena
persona. Otros son demasiado rígidos y piensan
que a menos que las doctrinas, creencias y
acciones de las personas se ajusten
completamente a la Biblia, estas no pueden ser
catalogadas como cristianas. ¿Existe un punto de
equilibrio? ¿Qué significa realmente llevar el
nombre de Cristo e identificarnos como sus
seguidores? ¿Nos sentimos cómodos cuando se
dice que somos cristianos? ¿Nos preocupa el ser
capaces de llevar una vida acorde con esa etiqueta?
El título de «cristiano» no debería representar
una carga para nosotros, sino un privilegio. Es
fácil ganárselo, pues Dios no hace requerimientos
muy difíciles para aceptarnos. Sin embargo, a
veces es difícil vivir a la altura de ese título. Ser
cristiano significa ser como Jesús, y eso no es
siempre fácil.
B. LA CONEXIÓN CON LA
ILUSTRACIÓN DE LA LECCIÓN
Pidamos con anterioridad a alguien que lea o
narre la historia correspondiente a la lección
del día sábado.
Preguntemos: ¿Alguna vez hemos sido
engañados por algún producto que
pensamos era original y resultó ser una
imitación? ¿Es posible llevar el título de
«cristianos» y no serlo realmente?
Repartamos a la clase las copias de la
franela con la inscripción «100% cristiano».
Dividamos la clase en parejas o en grupos de
tres, y demos a cada grupo lápices y una Biblia.
Digamos: La etiqueta de la franela certifica
que quien la lleva puesta es ciento por
ciento cristiano. Pero, ¿qué debería
contener el «producto» en sí —las
creencias, actitudes, estilo de vida— para
que nuestra etiqueta esté en concordancia
con lo que vivimos? Donde en la franela
dice «Contenido», anotemos las cosas que
pensamos deberíamos tener dentro de
nosotros a fin de ser verdaderos cristianos.
Por cada cosa que anotemos, tenemos que
registrar también un versículo de la Biblia
que muestre por qué creemos que eso
forma parte del contenido.
Demos de diez a quince minutos para que los
grupos llenen su lista. Cuando se acabe el tiempo,
pidamos que cada grupo comparta su lista con la
clase.
Preguntemos: ¿Hay alguna cosa de las
que se han escrito con la que no estemos de
acuerdo? ¿Hay en nuestro «contenido»
creencias, acciones o ambas cosas? ¿Puede
alguien ser cristiano si el contenido no incluye
todas las cosas que pusimos en la lista?
C. LA CONEXIÓN CON LA VIDA
Presentemos el siguiente escenario y
discutámoslo a continuación:
Tania creció en un hogar adventista y siempre
asistía a la Escuela Sabática y a la iglesia. Tania
tiene ahora trece años. El año pasado, en una
reunión de jóvenes, el orador hizo un llamado a
quienes quisieran entregar sus vidas a Jesús,
pidiéndoles que pasaran al frente. Aunque
siempre se consideró cristiana, Tania se sintió
realmente conmovida por el mensaje del orador y
quiso entregar totalmente su corazón a Dios, de
manera que decidió pasar al frente. Después de
esa experiencia, durante un tiempo se sintió muy
bien espiritualmente. Comenzó a estudiar más la
Biblia y a orar todos los días. Le hizo saber al
pastor que deseaba ser bautizada, y está ahora
tomando clases bautismales junto a otros cuatro
jovencitos de su clase de preadolescentes. Sin
embargo, Tania ha comenzado a tener dudas
sobre todo este tema del cristianismo. Algunos de
los malos hábitos que siempre ha tenido (como
decir palabrotas, chismear o mentir) no parecieran
estar mejorando con el estudio de la Biblia; por el
contrario, su conducta parece estar cada vez peor.
Se está aburriendo de los estudios bíblicos y ha
faltado a algunas clases. Además, ella y un par de
amigas han comenzado a fumar. Es algo que le
parece tonto pero divertido.
Tania cree en Jesús y lo ama, y todavía
desea bautizarse, pero no está segura si es
realmente cristiana. Si Tania nos contara su
historia y nos preguntara: «¿Crees que soy
cristiana?» ¿Qué le responderíamos?
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Para el sábado 27 de abril de 2019 - ¿Qué significa ser «cristiano»?
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Lección 4