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Mensaje:

Voy a escuchar y a responder

cuando Dios me hable.

19

—¡Samuel! ¡Samuel! —escuchó de nuevo.

Samuel saltó de la cama y se apresuró

nuevamente a ir al cuarto de Elí.

—Aquí estoy —dijo suavemente—. ¿Me has

llamado?

—No —contestó Elí—. Yo no te he llamado.

Entonces Elí se dio cuenta de que el Señor

seguramente le estaba hablando a Samuel, así que

le dijo:

—Vuelve a tu cama, y si vuelves a escuchar la

voz, dile: «Habla, que tu siervo escucha» (1 Samuel

3: 9).

Nuevamente el Señor le habló a Samuel:

—Voy a hacer una cosa que al que la oiga le

quedará retumbando en los oídos. Voy a hacer a Elí

y a sus hijos todo lo que he prometido, porque sus

hijos han hecho cosas terribles.

Samuel se quedó muy sorprendido. Seguramente

no durmió mucho el resto de la noche. Por la

mañana, cuando se levantó, se fue silenciomente a

cumplir con sus deberes. Tenía miedo de

contarle a Elí lo que Dios le había

dicho. Pero pronto Elí se le acercó a

preguntarle:

—¿Qué te dijo el Señor anoche? No

me lo ocultes por favor, Samuel.

Así que Samuel le reveló a Elí lo

que el Señor le había dicho.

Esa noche, Dios le había dado a

Samuel el primero de muchos

mensajes que debería comunicar

al pueblo de Dios en los años

venideros. Samuel fue

verdaderamente un siervo de Dios

a través de toda su vida. Y Dios

desea que tú también lo sirvas. Tú

puedes ser un mensajero de Dios.

Puedes dar a conocer a otros lo que Dios te dice

mientras aprendes más de su Palabra, la Biblia.

Debido a que Samuel escuchó a Dios esa noche,

Dios habló con él muchas veces más. La gente

escuchaba a Samuel, porque sabían que él hablaba

con Dios, el Señor.

Dios nos ama y desea comunicarse con cada

uno de nosotros. A veces habla directamente con

alguien, como lo hizo con Samuel. Pero también

nos habla cuando leemos la Biblia y estudiamos las

obras de la naturaleza que él ha creado.

Necesitamos prestar atención a la Palabra de Dios

cuando la escuchamos, o cuando oímos a otros

cristianos que han escuchado el llamado de Dios.

Versículo

para memorizar

«Habla, que tu siervo

escucha»

(1 Samuel 3: 9).