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| Lección 7
Viernes 15 de noviembre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White,
El camino a Cristo
, “Para obtener la paz interior”,
pp. 57-64.
En Nehemías 9:25, los hebreos mencionaron cuánto “se deleitaron” sus
antepasados en la gran bondad de Dios. La raíz verbal es la misma que el
nombre de Edén, como en el “huerto de Edén” (Gén. 2:15). Tal vez, la mejor
traducción sería “se edenizaron”, suponiendo que
edenizar
fuese un verbo.
A fin de cuentas, el evangelio es restauración, y ¿qué mejor símbolo que
el Edén para representar aquello a lo que finalmente seremos restaurados?
Dios estableció al pueblo hebreo y lo puso en la intersección del mundo
antiguo para crear el reflejo más parecido al Edén que pudiera existir en
una Tierra caída. Incluso después del cautiverio y el regreso, el potencial
seguía allí. “Sin duda, el Señor consolará a Sión; consolará todas sus ruinas.
Convertirá en un Edén su desierto” (Isa. 51:3, NVI).
Sí, el pueblo disfrutaba de las bendiciones materiales que el Señor le
había prometido; bendiciones que, dentro de lo posible en unmundo caído,
evocaban la abundancia del Edén. Y eso estaba bien. Se suponía que debían
disfrutarlas. Dios creó el mundo físico precisamente para que la huma-
nidad pudiera disfrutarlo, y el antiguo Israel, bendecido por Dios, también
lo disfrutaba. Su pecado no consistía en “edenizarse” en la gran bondad de
Dios, sino en olvidarse del Señor (Eze. 23:35), cuya bondad disfrutaban. Las
bendiciones se convirtieron en un fin en sí mismas en lugar de un medio
para un fin, que era revelar a Dios a quienes los rodeaban.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Jesús había dicho: “El que fue sembrado entre espinos, éste es el que
oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas
ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (Mat. 13:22). ¿Qué quiere
decir con “el engaño de las riquezas” y cómo se asocia con la oración
de confesión que estudiamos esta semana?
2. Reflexiona en la doctrina de la Creación. Observa la oración de Ne-
hemías 9, que casi de inmediato menciona al Señor como Creador y
Sustentador. ¿Qué nos dice eso acerca de cuán fundamental es esta
doctrina para nuestra fe?
3. ¿Cómo logramos el equilibrio correcto de reconocer nuestra pecami-
nosidad innata y, al mismo tiempo, no permitir que Satanás la use
para desanimarnos y hacernos abandonar nuestra fe por completo?