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LECC I ÓN NUEVE

74 LECCIÓN NUEVE

Un mensaje

en la pared

Tema del mes

Servimos a Dios dondequiera que estemos.

Resumen de la lección

Belsasar, ahora rey del imperio de Babilonia establecido por

Nabucodonosor, está enterado de la gran imagen. Sabe bien que el

imperio va a caer, pero aparentemente no se preocupa por ello. Aun

cuando Ciro, con su ejército de medos y persas, tiene sitiada la

ciudad, Belsasar hace una «gran fiesta para mil de sus nobles» que se

convierte en una gran comilona. Manda que los vasos de oro y plata,

que habían sido sacados del templo de Jerusalén, se lleven al festín

para que beban en ellos sus invitados. En el momento culminante

de la fiesta aparece una mano que escribe unas palabras misteriosas

en la pared. Nadie puede leer las palabras. La madre de Belsasar le

recuerda que hay un profeta que se llama Daniel, y le sugiere que lo

mande a traer. Daniel viene y explica el mensaje: «Dios dice que tu

reino ha terminado, has sido hallado falto y tu reino ha sido dividido

y dado a medos y persas». Esa noche los medos y persas

conquistaron el imperio babilónico.

Esta lección trata sobre el servicio

Daniel sirvió fielmente a Dios. Sirvió también fielmente a los reyes

de Babilonia. No tenía miedo de dar los mensajes que Dios les

enviaba, aun cuando eran mensajes difíciles de aceptar por esos

reyes. Dios nos llama a ser sus siervos y a dar a conocer a otros sus

palabras.

Para el maestro

«Al llegar el desenfreno a su apogeo, apareció una mano sin

sangre y trazó en las paredes del palacio, con caracteres que

resplandecían como fuego, palabras que, aunque desconocidas para

la gran multitud, eran un presagio de condenación para el rey y sus

huéspedes, ahora atormentados por su conciencia.

»Acallada quedó la ruidosa alegría, mientras que hombres y

mujeres, dominados por un terror sin nombre, miraban cómo la

mano escribía lentamente los caracteres misteriosos. Como en visión

panorámica desfilaron ante sus ojos los actos de su vida impía; les

pareció estar emplazados ante el tribunal del Dios eterno, cuyo poder

acababan de desafiar. Donde tan solo unos momentos antes habían

prevalecido la alegría y los chistes blasfemos, se veían rostros pálidos

y se oían gritos de miedo. Cuando Dios infunde miedo en los

hombres, no pueden ocultar la intensidad de su terror.

Referencias:

Daniel 5;

Profetas y reyes

,

cap. 43.

Versículo para

memorizar:

«No digas que eres muy

joven. Tú irás a donde yo

te mande, y dirás lo que

yo te ordene»

(Jeremías 1: 7).

Objetivos:

Los alumnos...

Sabrán

que Dios desea

que seamos sus

mensajeros.

Sentirán

que pueden ser

útiles para Dios.

Responderán

prestando

atención a lo que Dios

quiere que hagamos,

haciéndolo con amor.

Mensaje:

Sirvo a Dios cuando

comparto su Palabra

con los demás.