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Leccióndelalumno
LECCIÓN 1
¿Quiénes lapersonamás inteligente
que conoces? ¿Cómo crees queadquirió su
inteligencia? ¿Algunavez has pensadoque tú
tambiénpuedes ser comoél oella? Lahistoria
de esta semananos dice cómo.
–A
quí está la última planta del jardín
del palacio—dijo el joven
mayordomo, con susmúsculos en tensión
por el peso de la frondosa planta en su
pesadamaceta—. ¿Dónde quieres que la
ponga?
—Puedes ponerla allí, frente a la otra
—dijo, señalando hacia el trono, el
encargado de actividades del palacio del rey
Salomón.
El mayordomo llevó la planta hasta el
lugar y luego la colocó cuidadosamente a
un lado del trono. Se quedó observando
el salón unos pocos segundos.
—¡Esto ha quedado espectacular!
—exclamó.
—Gracias, mi amigo—dijo el jefe—.
Espero que al rey Salomón le guste tanto
como a ti.
—Le gustará—dijo el mayordomo,
descansando sobre los escalones—. Me
encantaría poder verlo todo.
—Creo que puedo arreglar eso—dijo
sonriente, el jefe—. Retira un poco la cortina
púrpura por donde están las borlas.
El jovenmayordomo la retiró hacia atrás
y descubrió una pequeña habitación con dos
bancos.
—Pedí permiso al jefe de protocolos
para que te permita sentarte aquí conmigo
durante la ceremonia. Preséntate aquí
mañana antes de que amanezca. Debes
estar en este lugar antes de que lleguen los
demás.
A lamañana siguiente, todavía el cielo
no se había puesto rosado cuando el joven
mayordomo atravesó la puerta de la
servidumbre para entrar al palacio. Preguntó
al cocinero si ya había llegado el jefe.
—A las cuatro—contestó el cocinero sin
siquiera voltear el rostro.
Apresurándose para llegar al salón del
trono, el mayordomo preguntó:
—Señor, ¿hay algo en que pueda
ayudar?
—No, aquí todo está listo. El jefe de
protocolo ya estuvo aquí e inspeccionó el
salón—dijo el jefe de celebraciones
especiales—. Pregunta al cocinero si necesita
ayuda.
El tiempo pasó rápidamentemientras el
jovenmayordomo ayudaba al personal de
cocina. Finalmente el jefe le dio un tirón.
—Es hora de irnos—susurró.
Rápidamente ambos se dirigieron hacia
el pequeño espacio y se ubicaron en su
lugar. El jefe arregló cuidadosamente las
pesadas cortinas para que pudieran observar
sin ser vistos. Justo cuando el último pliegue
estuvo en su lugar, los oficiales de la corte
entraron al salón y rápidamente ocuparon
sus puestos.
Con un sonido de trompetas, el rey
Salomón entró al salón, seguido por sus
ayudantes personales. Mientras caminaba
por el salón la gente se inclinaba. El joven
mayordomo silbó quedamente al ver la
elegante ropa y la resplandeciente corona
que portaba el rey.
Salomón subió los escalones hasta su
trono y se sentó. Dos ayudantes le arreglaron
susmantos rojos y dorados. Otro le entregó
el cetro. Finalmente estaba listo para recibir
a sus invitados.
De nuevo las trompetas resonaron y la
procesión de reyes, primerosministros, y
otros jefes de estado desfiló hacia el salón
del trono.
—¿Por qué ha venido tanta gente? Hoy
no es un día feriado—dijo quedamente el
mayordomo.
—Vinieron a escuchar la sabiduría del
rey Salomón—contestó el jefe lomás bajo
posible.
—¿Cómo llegó a ser tan sabio?
—Él oró pidiendo sabiduría. Salomón
tenía apenas veinte años cuando llegó a ser
rey—dijo el jefe—. Como lamayoría de los
príncipes, él no tenía ninguna
responsabilidad real. Entendía que no sabía
cómo gobernar un país. Una noche tuvo un
sueño. Dios se le apareció y le dijo: «Pide
cualquier cosa que quieras que te dé».
—¿Quieres decir que Dios le iba a dar
cualquier cosa que pidiera?—preguntó el
jovenmayordomo.
—Así es. Él sabía queDios había sidofiel
con supadre, David, aun cuando cometió
errores. Salomón sintióque necesitaba ayuda
para ser unbuen rey. Así quepidió sabiduría
para gobernar al pueblo—contestó el jefe.
—¿Eso es todo lo que pidió?
—preguntó el mayordomo.
—Eso es todo. Dios estuvomuy
complacido con Salomón porque pidió
sabiduría. Le dijo a Salomón: «Serás tan sabio
como nadie antes de ti lo ha sido ni lo será
después. Podrías haber pedido otras cosas,
pero no lo hiciste. Así que voy a darte las
cosas que no pediste, riquezas y honores.
Si me obedeces como lo hizo tu padre,
también te daré una larga vida».
—¿Así que el rey Salomón es tan sabio
como todo este pueblo junto?—preguntó el
mayordomo.
—Más sabio aún. Y también talentoso
en otrasmaneras—dijo el jefe de eventos
especiales—. Escribió unos tresmil
proverbios y cantos, y posee grandes
conocimientos acerca de las plantas y los
animales. No hay nada que no entienda.
—Así que estoymirando en acción al
hombremás sabio del mundo.
—Efectivamente—sonrió el jefe.
El hombre más sabio del mundo