MISIÓN NIÑOS
DIVISIÓN SUDAMERICANA
7
Brasil
13 de abril
P
apá
es
para
C
risto
A Beatriz Silva Souza no le gustaba recoger sus
juguetes ni ayudar a sus padres en la casa. Beatriz
es una niña de ochos años que vive en Aracaju, una
ciudad de Brasil
[señale Brasil en un mapa].
A ella
tampoco le gustaba hacer la tarea. ¡Cuánto peleaba
para no hacer su tarea!
Pero una mañana, su mamá le dijo:
—Beatriz, ponte tu vestido más lindo, pues
vamos a ir a la iglesia.
La mamá de Beatriz había oído hablar de la Iglesia
Adventista por la radio, y quería aprender más sobre sus creencias. Antes de salir de la
casa, invitaron a su papá a que las acompañara, pero él no quiso.
A Beatriz le gustó mucho la nueva iglesia. Tanto los adultos como los niños eran
muy amigables. La invitaron a unirse al Club de Aventureros y ella aceptó con
entusiasmo. Se sintió muy emocionada cuando se puso por primera vez la falda azul, la
camisa blanca y el corbatín naranja: su nuevo uniforme. Poco después, su madre decidió
entregar su corazón a Jesús y se bautizó.
UN CAMBIO INCREÍBLE
Entonces, el padre de Beatriz comenzó a notar algo diferente en su hija. Cuando se
levantaba en las mañanas, arreglaba inmediatamente su cama. Sus juguetes siempre estaban
ordenados, y limpiaba y organizaba el armario y los cajones de su habitación. Cuando
llegaba de la escuela, hacía su tarea sin que nadie se lo pidiera. Todos los días barría la casa,
y luego de cenar llevaba los platos a la cocina, los lavaba y los guardaba
[pídales a los niños su
opinión sobre el ejemplo de Beatriz de hacer su cama y su tarea, y limpiar y recoger sus cosas].
—Hija, ¿qué te ha pasado? —le preguntó un día su papá—. ¿Por qué ahora ayudas
tanto en casa y eres tan responsable?
—Porque aprendí en el Club de Aventureros que debo ayudar a mis padres
—respondió ella.
—¡Qué maravilla! —exclamó el padre de Beatriz.
Y pensó:
Vaya, ¡Dios realmente puede cambiar los corazones de las personas! Beatriz antes
peleaba mucho y era rebelde, pero ahora es amable y servicial.
Entonces, pensó en su propia vida. Quería que Dios lo transformara a él también,
pues bebía alcohol casi todos los días y parecía que no podía dejar de tomar.
Así que oró en silencio: «Dios mío, si tú pudiste cambiar la vida de mi hija, te pido
que por favor cambies la mía también. Quiero dejar de beber».
EL PAPÁ DE BEATRIZ
El papá de Beatriz vigiló el cambio de su hija durante todo un mes y se dio cuenta
de que realmente su pequeña era una persona renovada. Así que pidió recibir estudios
bíblicos en la iglesia.
Beatriz Silva Souza, 8