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Miércoles 12 de junio

DIOS DICE. . .

Mateo 11: 28

«Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los

haré descansar».

Colosenses 3: 9, 10

«No se mientan los unos a los otros, puesto que ya se han despojado de lo que

antes eran y de las cosas que antes hacían, y se han revestido de la nueva

naturaleza: la del nuevo hombre, que se va renovando a imagen de Dios, su

Creador, para llegar a conocerlo plenamente».

Lucas 12: 22

«Después dijo Jesús a sus discípulos: “Esto les digo: No se preocupen por lo que

han de comer para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo”».

1 Timoteo 4: 8

«Pues aunque el ejercicio físico sirve para algo, la piedad es útil para todo, porque

tiene promesas de vida para el presente y para el futuro».

Colosenses 1: 10

«Así podrán portarse como deben hacerlo los que son del Señor, haciendo siempre

lo que a él le agrada, dando frutos de toda clase de buenas obras y creciendo en el

conocimiento de Dios».

Colosenses 3: 23

«Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor

y no a los hombres».

1 Tesalonicenses 5: 16-18

«Estén siempre contentos. Oren en todo momento. Den gracias a Dios por todo,

porque esto es lo que él quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jesús».

Proverbios 23: 20, 21

«No te juntes con los borrachos ni con los que comen demasiado, pues los

borrachos y los glotones acaban en la ruina, y los perezosos se visten de harapos».

Eclesiastés 4: 9

«Más valen dos que uno, pues mayor provecho obtienen de su trabajo».

Proverbios 15: 13

«Corazón alegre, cara feliz; corazón enfermo, semblante triste».

(Versículos adicionales: Proverbios 11: 3; Proverbios 13: 3; Proverbios 22: 1; Juan 15: 2;

Romanos 8: 6).

Martes 11 de junio

¿Y ENTONCES?

¡Somos jóvenes! Por lo tanto, no es tan importante que nos preocupemos por

ser equilibrados. ¿O lo es? ¿No tenemos suficiente tiempo por delante como

para preocuparnos de lo que comemos y bebemos, de cuánto dormimos, de

cuán positiva es nuestra actitud y todas esas cosas? ¿No deberían preocuparse

de eso las personas mayores que procuran vivir un poco más?

Pues bien, el Dios que nos creó sabe cómo ayudarnos a mantener un equilibrio

saludable. En otras palabras, una vida abundante a cualquier edad. Él ha dado

los lineamientos que nos pueden ayudar a disfrutar de una vida de celebración

y sin remordimientos. Quiere guiarnos y capacitarnos para que tomemos

decisiones equilibradas e inteligentes en todos los aspectos de la vida.

Dios quiere que llevemos un vida alegre que incluya decisiones sabias,

ejercicio, agua y aire puro, descanso, una buena actitud, temperancia,

integridad, optimismo, nutrición, compañerismo y fe.

La vida contemporánea, con toda su abundancia y excesos, no contribuye a

que alcancemos con facilidad el equilibrio en todas las facetas de nuestra vida;

es por eso que necesitamos ayuda. Jesús prometió darnos sabiduría, valor y

fortaleza para que podamos lograr ese equilibrio necesario en nuestras

elecciones cotidianas.

CON EQUILIBRIO Y MODERACIÓN /

Para el sábado 15 de junio de 2019

Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día

Viernes 14 de junio

¿CÓMO FUNCIONA?

Cuando nuestra gimnasta imaginaria se halla en el proceso de aprender a mantener el

equilibrio, lo primero que tiene que hacer es montarse sobre la delgada barra y mantener la

vista en esta mientras trata de cruzar de una punta a la otra. Cada vez que se cae, su

entrenador le ordena que suba de nuevo inmediatamente y que lo vuelva a intentar. Mientras

más practica, mejor aprende a balancearse, hasta alcanzar un punto en el que ya no tiene que

vigilar sus pasos (las pequeñas decisiones) sino que puede mantener su atención en el centro

de gravedad (Jesús).

¿Qué nivel de equilibrio hemos alcanzado? Un paso importante para hallar el equilibrio en la vida

es identificar los aspectos que podrían estar desequilibrados. ¿Cuál de las dos declaraciones a la

derecha de cada palabra se asemeja más a nuestra condición? La declaración de arriba de cada

par equivale a 1 en una escala del 1 a 10, y la de abajo equivale a 10. Escribamos en la línea

junto a la declaración de arriba el número que describa mejor el nivel que creemos ocupar en la

escala. Al terminar, podremos calcular nuestro promedio sumando todos los números y

dividiéndolos por 12. ¿Cuán cerca estamos del 5? Escojamos uno de los aspectos y

comencemos a «practicar» cómo alcanzar el equilibrio en esa faceta específica. No olvidemos

el primer paso y el más importante: pidamos a Jesús que él sea nuestro centro de gravedad (el

centro de nuestra vida) y que cada día nos ayude a hallar un mayor equilibrio.

Jueves 13 de junio

¿QUÉ TIENE

QUE VER CONMIGO?

En su libro

Estrategias para el éxito

, el Dr. Phillip C. McGraw nos anima a que nos vea-

mos como los «gerentes de nuestra propia vida». El objetivo es administrar nuestra vida

de manera tal que produzca resultados de calidad; en otras palabras, que nos manten-

gamos en la posición más equilibrada posible. Dios nos creó, pero dejó las decisiones

diarias en nuestras manos para que las tomáramos bajo la orientación y el poder del

Espíritu Santo.

Si realmente queremos llegar a ser efectivos y lograr el equilibrio en la vida, es preciso

que en primer lugar identifiquemos qué pondremos en el centro de ella. Luego pidá-

mosle sabiduría a Dios para que todas nuestras elecciones sean equilibradas.

Nuestra vida ha sido redimida por Dios. Él nos la ha dado para que la administremos.

Ha confiado a nuestro cuidado los aspectos emocionales, sociales, espirituales y físicos.

Ahora nos resta elegir entre hallar el equilibrio o experimentar las consecuencias de

una vida desequilibrada. Jesús afirma en Juan 10: 10 que él vino a este mundo para que

pudiéramos tener vida abundante. ¡Qué regalo tan maravilloso! Lo único que debemos

hacer es concentrarnos en él y dar un paso a la vez en la barra de equilibrio.

– Mis decisiones

—No pienso antes de tomar una decisión.

Todo el tiempo estoy preocupado por las decisiones

que debo tomar.

– Ejercicio

—No hago nada de ejercicio.

Hago ejercicio veinte horas por semana.

– Agua

—No tomo nada de agua.

Me tomo cien vasos de agua por semana.

– Medio ambiente

—No me preocupa arrojar basura en todos lados.

Me quita el sueño saber si he reciclado lo suficiente.

– Fe en Dios

—No le dedico nada de tiempo a Dios.

Leo la Biblia veinte horas por semana.

– Descanso

—Duermo una hora por noche.

Duermo veinte horas por día.

– Aire fresco

—Nunca salgo de mi casa.

Siempre estoy al aire libre.

– Temperancia

—No tengo ningún control sobre mí mismo.

Me privo de todo por miedo a estar haciendo algo malo.

– Integridad

—Nunca cumplo mis promesas si no me convienen.

Hago todo lo que los demás me piden, incluso si es

perjudicial para ellos o para mí.

– Optimismo

—Todo me deprime.

Todo me da risa.

– Nutrición

—Me como todo lo que me tienta, a cualquier hora.

Solo como brócoli y alimentos de soya.

– Ayuda al prójimo

—Todo mi tiempo lo invierto en ayudar a los demás.

No ayudo a nadie.