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DIVISIÓN DE ASIA PACÍFICO SUR
7
Myanmar
13 de octubre
A
gua
de
vida
Esta es la historia de cómo un pequeño acto de
generosidad allanó el camino para que se instalara
una escuela adventista en una pequeña aldea de
Myanmar.
En enero del 2016, llegó a la frontera entre
Tailandia y Myanmar un grupo de 32 estudiantes
misioneros para realizar una visita de una semana.
Los jóvenes, provenientes de la Universidad
Adventista de Hong Kong y de la Academia
Preparatoria Avanzada de Corea del Sur, tenían el propósito
de enseñar música a los niños en edad escolar, echar un piso de cemento en un jardín de
infantes, y encontrar otras formas de ayudar a los refugiados en la frontera.
Al comienzo de la visita, una joven perteneciente al grupo de estudiantes misioneros de
Hong Kong, junto a dos misioneros de Tailandia y su fotógrafo, emprendieron un recorrido
de una hora en moto por Myanmar. Según refirió Tranqui, uno de los misioneros tailandeses
que participó en el recorrido, la intención de ellos era evidenciar las necesidades de una
pequeña aldea apartada, habitada por catorce familias.
Una vez allí, los visitantes fueron testigos del sacrificio que representaba para los
aldeanos abastecerse diariamente de agua potable. La fuente de agua más cercana era un
embalse ubicado a un kilómetro de distancia y los aldeanos debían ir y venir a pie
continuamente, transportando el agua en cubos o baldes.
La estudiante misionera Janiz Shuk Ching Li, sintió compasión por esas familias. «Su
corazón realmente se conmovió al percatarse de las condiciones en que vivían», dijo Tranqui.
Cuando Janiz regresó al campamento de refugiados en la frontera, contó a sus
compañeros lo que había visto. Todos estuvieron de acuerdo en donar 50.000 baht
(aproximadamente 1.500 dólares) para instalar una tubería que llevara agua desde el embalse
hasta el poblado. Ese dinero era todo lo que quedaba de los fondos que ellos habían reunido
para el viaje misionero, a través de la venta de comida y otras actividades de recaudación
de fondos.
Los estudiantes regresaron a sus hogares en Hong Kong y Corea del Sur un mes
después, cuando terminaron el trabajo de instalación de la tubería de agua. Tranqui les envió
por correo electrónico fotos de la tubería a los jóvenes.
«La tubería terminó proveyendo mucho más que agua, porque abrió el camino para que
los niños del pueblo recibieran el Agua de vida —dice Tranqui—. Los aldeanos no eran
cristianos, y en realidad no querían saber nada acerca del cristianismo, pero cuando recibieron
este simple acto de bondad, desearon que sus hijos estudiaran en una escuela cristiana».
Como respuesta a la petición de los aldeanos, la Iglesia Adventista abrió una escuela allí,
en junio de 2016. Actualmente, esa escuela cuenta con 40 alumnos, entre los que se incluyen
todos los niños en edad escolar del pueblo, y varios niños de poblaciones vecinas.
«Las personas del pueblo ahora están felices —dice Tranqui—. Tienen un sistema de
agua y una escuela adventista, gracias a la bondad de estos jóvenes».
Tranqui Vergara