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DIVISIÓN DE ASIA PACÍFICO SUR

5

Myanmar

6 de octubre

U

n

asunto

de

influencias

En Myanmar, país del sudeste asiático, no importa tanto quién eres o lo que tienes sino a

quién conoces. Sin embargo, las relaciones influyentes no parecían estar rindiendo el resultado

esperado para los líderes de la Iglesia Adventista local, que necesitaban autorización para

construir una escuela más grande en Yangón (Rangún), la principal ciudad y antigua capital de

Myanmar. La matrícula estudiantil ascendía a 650 niños, y los maestros contaban apenas con dos

pequeños edificios que funcionaban desde 1975, por lo que resultaba imposible asignar cupos

para nuevos alumnos.

Los dirigentes de la iglesia habían tramitado ante las autoridades de la ciudad de Yangón, a

través de los procedimientos y canales regulares, los permisos necesarios para construir un nuevo

edificio, pero nadie parecía dispuesto a firmar los documentos. Decidieron entonces solicitar la

ayuda de algunas personas conocidas e influyentes del gobierno, pero la respuesta positiva que

esperaban no llegaba.

Habían transcurrido ya más de tres años desde que la Asociación General de la Iglesia

Adventista, el cuerpo administrativo de esta a nivel mundial con sede en Estados Unidos,

decidiera apoyar con una parte de la ofrenda del décimo tercer sábado del año 2012, el proyecto

presentado por la División de Asia Pacífico Sur de construir un nuevo edificio escolar en

Myanmar. El dinero había sido recaudado, pero la iglesia local no lograba establecer conexiones

efectivas con el gobierno de la ciudad para que se aprobara la ejecución del proyecto.

El tiempo transcurría y, por supuesto, la iglesia cambiaba de dirigentes. Los nuevos líderes

estaban consternados porque no tenían contactos influyentes que pudieran aligerar los trámites

ante los gobernantes de Yangón. La situación era difícil y no se vislumbraban soluciones. Pasaron

tres años.

Entonces Saw Samuel, Presidente de la División y oriundo de Myanmar, les reprochó en

tono amable, pero firme:

«Es verdad que ustedes no tienen contactos, ni conocen a las personas adecuadas —les

dijo—, pero tenemos un Dios que todo lo puede. Si pedimos su ayuda y entregamos este

proyecto en sus manos, de seguro él obrará en favor nuestro».

Así que les sugirió orar y presentar ante las autoridades una nueva solicitud de permiso para

construir en la ciudad. Y así lo hicieron. Después de orar fervientemente, se dirigieron a la oficina

pública correspondiente. En la recepción los atendió una dama, cuyo rostro se iluminó cuando

escuchó que venían en representación del Seminario Adventista de Yangón.

«¡Ustedes vienen de esa escuela! —exclamó—. Estudié allí. Me gustaron tanto los valores que

transmitían y la calidad de la educación, que inscribí a mis hijos y dos de ellos actualmente

estudian en esa institución».

Así que, cuando le presentaron el proyecto de construcción de una nueva edificación para la

escuela, inmediatamente se comprometió a gestionar personalmente su aprobación y la firma de

todos los documentos necesarios.

«Los ayudaré —les dijo—. Trabajaré para ustedes».

La dama cumplió su promesa y poco tiempo después comenzó la construcción.

El nuevo edificio escolar, de seis pisos, fue dedicado a Dios en una ceremonia realizada

durante el año 2017, a la que asistió el presidente de la Iglesia Adventista mundial,

Ted N. C. Wilson, decenas de maestros, alumnos y líderes de la iglesia.

El pastor Wilson explicó que esa escuela era un importante «centro de influencia» para

Yangón, una bulliciosa ciudad con más de cinco millones de habitantes; e instó a sus maestros a

mantener siempre a Jesús como el corazón y eje fundamental de la educación que allí se imparte.