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| Lección 8

Domingo 17 de noviembre

LA IDEA DEL PACTO

Lee Nehemías 10:1 al 29 (y refresca tu memoria leyendo Neh. 9:36–38).

¿Quiénes hacen este pacto, y por qué lo hacen?

Aunque solo los líderes firmaron el documento, el texto señala clara-

mente que “el resto del pueblo” se comprometió “bajo imprecación y jura-

mento: A andar en la Ley de Dios” (Neh. 10:28, 29, RVA-2015). ¿Por qué el Pacto

era tan trascendente que todos deseaban celebrar un acuerdo con Dios?

Para responder esta pregunta, debemos volver al comienzo y entender la

idea bíblica del Pacto.

El Pacto era importante porque formaba parte de la historia de Dios

en su trato con la humanidad pecadora, y demostraba el anhelo de Dios de

relacionarse con la gente. También permitía que el pueblo demostrara su

deseo de ser dedicado a Dios.

La historia bíblica de la Creación, en Génesis 1 y 2, revela no solo la crea-

ción de los primeros seres humanos, sino también su relación con Dios, y

entre ellos también. Sin embargo, luego entró el pecado y les puso fin a todas

esas relaciones. El pecado es la antítesis de la creación, ya que, al contrario,

produce des-creación, o muerte.

La genealogía de Adán finalmente se divide, ya que Caín elige el mal

(Gén. 4:8–19) y Set acepta aDios (Gén. 5:3–24). La genealogía de Caín culmina

en Lamec (Gén. 4:17–19), el séptimo (inclusive) desde Adán, quien introdujo

la poligamia. La violencia y la venganza del lado de Caín se yuxtaponen

con el linaje fiel de Set. La genealogía de Set también se enumera, pero el

séptimo en esta línea es Enoc, quien “caminó [...] con Dios” (Gén. 5:24) y fue

llevado al cielo.

Desgraciadamente, el mundo se dedicó a la maldad más que a Dios, y

llegó unmomento en que el linaje de los fieles eramuy pequeño, y pronto no

quedaría ninguna familia a través de la cual Dios pudiera cumplir supalabra

al enviar a la Simiente prometida para salvar a la humanidad. Llegado ese

momento, Dios intervino con el Diluvio. Sin embargo, este evento fue una

des-creación posterior, una revocación y una destrucción de la vida, y no

obstante, Dios destruyó solamente lo que la humanidad ya había arruinado

(Gén. 6:11–13).

¿Cómo has experimentado personalmente la realidad de la fuerza destructiva del

pecado? ¿Cuál es el único poder contra el pecado, y cómo nos valemos de él?