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Material auxiliar para el maestro //

Lección 12

este momento de reconstrucción como nación, al ser solo un grupo remanente,

Esdras sintió que era imperativo que los israelitas siguieran a Dios y no se volvie-

ran a mezclar con las prácticas que los alejarían de él. La estricta conformidad

con la Palabra de Dios era especialmente importante en este momento, porque

los hijos de estos matrimonios ni siquiera sabrían el idioma de la Biblia.

Esdras 10: La solución

La preocupación de Esdras y su profunda convicción sobre este tema im-

presionaron al pueblo sobre la gravedad de sus actos. Comenzaron a reunirse

alrededor de Esdras y a llorar con él. Un hombre o una mujer sumamente de-

dicados a Dios pueden tener una profunda influencia en quienes los rodean.

Un líder piadoso que no pasa por alto las malas acciones inspira santidad en

los demás. Los líderes propusieron una solución: despedir a las esposas y a los

hijos. Estos matrimonios no se conformaban a la voluntad de Dios; por lo tanto,

no se menciona la palabra divorcio.

En la actualidad, al decidir sobre la cuestión de la separación de los cónyu-

ges no creyentes, consideramos el principio que está detrás de sus acciones

en lugar de la letra de la palabra. Pablo aconseja que los cónyuges creyentes

no abandonen al cónyuge incrédulo que verdaderamente desea permanecer

casado. Por otro lado, nadie debe obligar a un cónyuge no creyente a perma-

necer casado con un cónyuge creyente en contra de su voluntad (1 Cor. 7:12-15).

Nadie puede forzar un arreglo tan dispar. Por lo tanto, el principio que pasa a

un primer plano es tomar decisiones piadosas en todos los aspectos de la vida.

Por lo tanto, según las instrucciones de Dios, debemos escoger sabiamente con

quién casarnos. Pero también debemos vivir sabiamente en el matrimonio, ya

sea con un creyente o un incrédulo. Además, debemos tomar decisiones sabias.

Debemos representar a Dios en nuestra forma de hacer negocios, en nuestra

forma de trabajar, en cómo criamos a nuestros hijos e interactuamos con los

demás, incluida la forma en que abordamos los problemas con nuestro cónyuge

o con alguien que está enojado con nosotros.

Una palabra importante que aparece en ambos capítulos es

chared

, que

significa temer, o temblar (Esd. 9:4; Esd. 10:3). El primer caso dice que “se me

juntaron todos los que temían las palabras del Dios de Israel”. El segundo caso

informa que la solución de separarse se tomó debido al consejo de aquellos que

“temen el mandamiento de nuestro Dios”. Por lo tanto, temer “las palabras de

Dios” y “el mandamiento de nuestro Dios” están vinculados, lo que significa que

cada frase es solo una aclaración de la otra. La idea de temblar ante la Palabra

de Dios se menciona en algunos otros lugares de la Biblia, como en Isaías 66,

donde aparece dos veces. “Pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espí-

ritu, y que tiembla a mi palabra” (Isa. 66:2). “Oíd palabra de Jehová, vosotros los

que tembláis a su palabra” (Isa. 66:5). La idea de temblar ante Dios y su palabra

denota el espíritu correcto de humildad al acercarse a Dios y las Escrituras.

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