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Lección 7 | Martes 12 de noviembre
LECCIONES DEL PASADO
Nehemías 9:9 al 22. ¿En qué se diferencia esta parte de la oración de la
primera?
La oración pasa de alabar a Dios por su fidelidad a relatar la infidelidad
contrastante de los israelitas en sus experiencias en Egipto y en el desierto.
Esboza las diferentes cosas que Dios les dio a los israelitas; pero lamentable-
mente, la respuesta de los “padres” a esos regalos fue el orgullo, la obstina-
ción y el desprecio por los actos divinos de misericordia en medio de ellos.
Reconocer el fracaso humano y la falta de verdadera devoción a Dios es
unpaso importante en la confesión y el arrepentimiento. Y, a pesar de que en
estos pasajes se habla de gentemuy distante de nosotros, nadie puede negar
que cada uno de nosotros tiene un problema con esas mismas cuestiones.
Por supuesto, aquí es donde el evangelio interviene tanto para nosotros
como para ellos. La confesión de nuestros pecados no nos salva; solo el
sacrificio de Cristo en nuestro favor nos puede salvar. La confesión, junto
con el arrepentimiento, es fundamental para percibir que solo en Cristo
somos justificados. “Cuando por el arrepentimiento y la fe aceptamos a
Cristo como nuestro Salvador, el Senor perdona nuestros pecados y nos
libra de la penalidad prescrita para la transgresion de la Ley. El pecador
aparece delante de Dios como una persona justa; goza del favor del Cielo, y
por medio del Espiritu tiene comunion con el Padre y con el Hijo” (
MS
3:217).
Al mismo tiempo, debido a que su bondad hace que confesemos nues-
tros pecados y nos arrepintamos de ellos, debemos resolver abandonarlos
también, mediante el poder de Dios.
La conclusión es que Israel había sido rebelde, y que Dios había sido
amante. Al mirar atrás, a lo que Dios hizo por la nación israelita, el pueblo
recordó que Dios había hecho mucho por ellos en el pasado, y por ende se-
guiría cuidándolos en el presente y en el futuro. Por eso era tan importante
para el pueblo recordar siempre cómo había actuado Dios en su historia.
Cuando se olvidaban, allí era donde se metían en problemas.
Vuelve a pensar en ocasiones en las que estabas seguro de que Dios obró en tu
vida. ¿Cómo puedes hallar consuelo en eso la próxima vez que te enfrentes a difi-
cultades? ¿Cómo puedes aprender a confiar más en la bondad de Dios en los mo-
mentos en que te sientas completamente desanimado, decepcionado y con miedo
al futuro?