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magina que tienes mucha

hambre y te han invitado a un

banquete. Te sientas a la mesa y

encuentras que lo que han servido

son vinos y carnes inmundas que tú

sabes que no debes comer. ¿Qué

harías? Daniel y sus tres amigos

enfrentaron ese problema. Vamos a

ver lo que hicieron.

l ejército del rey

Nabucodonosor invadió y

conquistó Judá. Todos los jóvenes

pertenecientes a la familia real y a

otras familias importantes fueron

llevados a Babilonia. Daniel,

Ananías, Misael y Azarías estaban

entre esos jóvenes hebreos.

El imperio de Nabucodonosor

era enorme. El rey sabía que los

cautivos hebreos tenían muchas

habilidades. Así que decidió

preparar a algunos de ellos para

que laboraran en su gobierno. Tenía planes

de que le ayudaran a gobernar algunas partes de

su vasto imperio. Pero primero tenían que aprender

la cultura y las formas de conducirse de Babilonia.

Necesitaban aprender el idioma. Debían aprender

también la forma en la que se hacían las cosas en

Babilonia.

Daniel y sus tres amigos sabían que habían de

servir al rey, pero decidieron también que Dios iba

a ocupar el primer lugar en sus vidas. Era necesario

servirlo primero a él, sin importar lo que pasara.

Había muchas cosas buenas e interesantes para

ver en Babilonia. En muchos lugares había grandes

templos para la adoración de ídolos. Los jóvenes

hebreos vieron hermosos jardines a la sombra de

árboles muy exóticos y plantas colgantes. La ciudad

de Babilonia era realmente muy hermosa.

Después de su largo viaje, todos estaban

ansiosos por disfrutar de su primera comida en

Babilonia. ¡Iban a disfrutar de la mejor comida! Eran

los mismos platos que se servían en la mesa del

rey. En cada mesa había carnes exquisitas y vinos

deliciosos. Los más delicados postres estaban allí a

su disposición.

Todos los cautivos estaban encantados con la

comida. Todos, excepto Daniel y sus tres amigos.

Daniel 1: 3-20;

Profetas y reyes

, cap. 39.

I

Elecciones sanas

28

E

6

Lección