Un rey sobre sus rodillas
ADORACIÓN
La presencia de Dios cambia
nuestras vidas.
VERSÍCULO PARA MEMORIZAR
«El orgullo acarrea deshonra; la
sabiduría está con los humildes»
(Proverbios 11: 2).
REFERENCIAS
Daniel 4;
Profetas y reyes
, cap. 42.
CREENCIAS FUNDAMENTALES
7 – La naturaleza humana
18 – El don de profecía
22 – La conducta cristiana
OBJETIVOS
Los alumnos...
Sabrán que el Espíritu Santo
trabaja con cada uno de ellos
individualmente.
Sentirán la necesidad de la presencia
del Espíritu Santo en sus vidas.
Responderán alabando al Señor
por el Espíritu Santo, quien habita
en sus corazones.
Resumen de la lección
Nabucodonosor ve en un sueño un árbol enorme en medio
de la tierra. Tiene un precioso follaje y abundancia de frutos.
El árbol crece fuerte y alto, y su copa alcanza el cielo.
Repentinamente un mensajero desciende del cielo ordenando
que derriben el árbol y corten sus ramas, pero dejen enterrados
el tocón y sus raíces.
Daniel interpreta el sueño para Nabucodonosor, el cual se
convierte en realidad. Nabucodonosor, el poderoso rey,
enloquece, es sacado de su palacio y echado al campo, donde
vive como un animal. Pero recobra la salud y es restaurado al
poder. El rey alaba y honra a Dios por obrar en su vida.
Esta lección trata sobre la adoración
Se necesitaron drásticas medidas de parte de Dios para
captar la atención de Nabucodonosor. Dios le dio sueños
y se hizo visible en el horno de fuego, pero aun así
Nabucodonosor seguía atado a su orgullo. Solamente después
de que Dios lo humilló, comenzó a alabar y honrar a Dios.
Hoy el Espíritu Santo está constantemente obrando
en nuestras vidas, tratando de convencernos de nuestra
necesidad de Dios.
Para el maestro
«Durante siete años, Nabucodonosor fue el asombro de
todos sus súbditos; durante siete años fue humillado delante de
todo el mundo. Al cabo de ese tiempo, la razón le fue devuelta,
y mirando con humildad hacia el Dios del cielo, reconoció en su
castigo la intervención de la mano divina. En una proclamación
pública, confesó su culpa, y la gran misericordia de Dios al
devolverle la razón. [...]
»El que fuera una vez un orgulloso monarca había llegado a
ser humilde hijo de Dios; el gobernante tiránico e intolerante, era
un rey sabio y compasivo. El que había desafiado al Dios del cielo y
blasfemado contra él, reconocía ahora el poder del Altísimo, y
procuraba fervorosamente promover el temor de Jehová y la
felicidad de sus súbditos. Bajo la reprensión de Aquel que es Rey
de reyes y Señor de señores, Nabucodonosor había aprendido por
fin la lección que necesitan aprender todos los gobernantes, a
saber que la verdadera grandeza consiste en ser verdaderamente
buenos. Reconoció a Jehová como el Dios viviente. [...]
»Estaba ahora cumplido el propósito de Dios, de que el
mayor reino del mundo manifestase sus alabanzas. La
proclamación pública, en la cual Nabucodonosor reconoció la
misericordia, la bondad y la autoridad de Dios, fue el último acto
de su vida que registra la historia sagrada» (
Patriarcas y profetas
,
cap. 42, pp. 347-348).
¿Qué medidas necesita tomar Dios para llamar mi atención?
¿Qué debo cambiar para ser un humilde seguidor de Cristo?
¿Cómo sabré que soy realmente humilde?
Alabamos
a Dios por
la obra del
Espíritu Santo
en nuestras
vidas.
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AÑO
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o
TRIMESTRE