ACT I V I DADES PREL IMI NARES
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Seleccione la actividad o actividades que sean más apropiadas para su grupo.
LECCIÓN 12
Grupos de seis
Nota: Ajuste el tamaño de los grupos
en esta actividad para adaptarse al tamaño de su clase.
Haga grupos más pequeños o más grandes si es necesario.
Para prepararse con anticipación, componga una serie
de mensajes cortos tales como «Dios te ama» o «Jesús murió
por ti» y haga seis copias de cada uno. También prepare tres
mensajes únicos. Escriba cada uno en una tira de papel y
coloque cada cinta en un sobre sellado. Entregue un sobre
a cada alumno de la clase.
Dé instrucciones a los alumnos para que abran los
sobres, lean el mensaje, y caminen alrededor hasta que
encuentren a alguien que tenga el mismo mensaje.
Continúe hasta que todos los grupos de seis (o los que el
tamaño de su clase permita) se hayan formado. Aquellos
que tienen los mensajes únicos seguirán caminando.
Para reflexionar
Pregunte:
¿Cómo se sintieron al encontrar a otros con
el mismo mensaje?
(Feliz; sentí que pertenecía a algo, que
era parte del grupo; etc.)
¿Cómo se sintieron cuando no
podían encontrar a nadie con el mismo mensaje?
(Solo;
no podía entender por qué nadie más tenía mi mensaje; no
me sentía parte del grupo; etc.)
¿Quiénes se sentirán más
humillados ahora, aquellos que están en un grupo o los
que se quedaron fuera del grupo? ¿Por qué? ¿Quiénes
estarán más dispuestos a aceptar consejo de cómo
entrar a un grupo en este momento?
Diga:
Dios no quiere que nos sintamos solos, sino que
puede usarnos más completamente cuando nos
humillamos y estamos listos para escucharlo. Solamente
entonces Dios puede enseñarnos sus caminos. Nuestro
versículo para memorizar de hoy es Salmo 25: 4 y 5.
Busquémoslo y leamos juntos.
Pregunte:
Cuando el ángel le dijo a María que iba a
tener a Jesús, ¿creen que ella se sintió como una persona
extraña o fuera de grupo? ¿Creen que ella era humilde?
Solamente cuando somos humildes es que Dios puede
estar en el centro de nuestras vidas. Ese es nuestro
mensaje hoy:
Humildemente acepto a Jesús como el centro
de mi vida.
Caminata ciega
Divida la clase en parejas y vende los
ojos de uno de los compañeros. Forme
un camino de obstáculos con sillas,
mesas, o cualquier otra cosa que tenga a mano.
El compañero que tiene visibilidad servirá de vocero para
guiarlo por los obstáculos para que pueda caminar sin
tropezar. Cambie los obstáculos, arregle el camino y repita
la actividad.
Para reflexionar
Pregunte:
¿Cómo se sintieron al saber que tenían que
caminar por el camino de obstáculos con los ojos
vendados? ¿Les ayudó tener un compañero que los
guiara a través de los obstáculos? ¿Qué tuvieron que
hacer para llegar al final con éxito?
(Escuchar la voz de su
compañero.)
¿Qué habría sucedido si no hubieran puesto
atención a la voz de su compañero?
(Habríamos tropezado
y caído o roto algo.)
¿Podrían ser orgullosos y no aceptar
la ayuda de su compañero y tener éxito a la vez?
Diga:
Es muy similar a la forma en que Dios desea que
nos relacionemos con él. Desea que seamos humildes
para que nos pueda enseñar. Es solamente entonces
que él puede ser el centro de nuestras vidas. Nuestro
versículo para memorizar dice: «Señor, muéstrame tus
caminos; guíame por tus senderos; guíame, encamíname
en tu verdad, pues tú eres mi Dios y Salvador. ¡En ti
confío a todas horas!» (Salmo 25: 4, 5). Dios nos puede
guiar en sus caminos solamente cuando lo escuchamos
en lugar de tomar nosotros el control y ser nuestra voz la
única que hable todo el tiempo.
Solamente cuando somos humildes es que Dios
puede estar en el centro de nuestras vidas. Ese es
nuestro mensaje hoy:
Humildemente acepto a Jesús como el centro
de mi vida.
A
B
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NECESITA:
tiras de papel
sobres
NECESITA:
pañuelos para vendar
los ojos
sillas, etc