Previous Page  37 / 50 Next Page
Basic version Information
Show Menu
Previous Page 37 / 50 Next Page
Page Background

35

—¿Qué les pasa? —les preguntó José.

—Tuvimos unos sueños extraños anoche —contestó el copero, rascándose la cabeza—. Y

no sabemos lo que significan.

—Dios es el único que puede explicar los sueños —dijo José—. Cuéntenme sus sueños

—les pidió.

—Soñé con una vid que tenía tres ramas —replicó el copero—. Había uvas en las ramas,

yo exprimí el jugo de las uvas en la copa especial del rey y se la di a él.

—Dios me ayudará a explicarte el sueño —dijo José—. En tres días el rey te dejará en

libertad, y volverás a tu trabajo en el palacio.

El copero sonrió ampliamente.

—Cuando veas al rey, por favor háblale de mí —le pidió José—. Yo no he hecho nada

malo. No debería estar en esta prisión.

Entonces el panadero dijo:

—Soñé que había tres canastas de pan en mi cabeza —empezó—. Había un gran surtido

de repostería para el rey en las canastas. Pero los pájaros se

comían el pan.

José oró en silencio pidiéndole ayuda a Dios.

—Te explicaré el sueño —dijo José

tranquilamente—. En tres días el rey te

castigará, y tú morirás.

En tres días el rey tuvo su cumpleaños,

e hizo una gran fiesta para todos sus

oficiales. Durante la fiesta mandó a sacar de

la cárcel a su copero y a su panadero. Al

copero lo repuso a su antiguo trabajo, pero

castigó al panadero, como José había

dicho.

José esperó y esperó escuchar

que el copero le hablara al rey

acerca de él. Pero el copero se

olvidó de José.

José estaba triste porque el

copero se había olvidado de él.

Pero sabía que Dios lo amaba.

Confiaba en que Dios cuidaría de él

aun en la cárcel.