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a

SEMANA

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inTerioriza

El don del tacto

U

n copero era una especie de consejero del rey, y a la vez una especie de

guardaespaldas. Más que apenas servir bebidas, un copero estaba a cargo de los

viñedos del rey, de toda la elaboración y conservación de las bebidas del rey, así

como de los sirvientes que se ocupaban de todo ello y del personal de la cocina

de palacio. En fin, debía garantizar el bienestar de la casa real. En algunas culturas,

los coperos debían probar todas las comidas que se iban a servir al rey, para ga-

rantizar con sus propias vidas que todos los platos y copas estaban libres de ve-

neno. Si ese cortesano presentaba un semblante triste o ansioso, seguramente

algo debía estar mal, o tal vez indicaba la posibilidad de que se tramaba algún

complot.

Nehemías debía explicar el porqué de su tristeza, ya que se reflejaba de modo

muy evidente en su semblante.

Usar el tacto en lo que se dice es una cualidad de

todo buen servidor y de un buen líder.

Veamos algunos ejemplos del tacto de

Nehemías:

1.

El método.

La forma en que Nehemías le habla al rey es realmente modélica. En

primer lugar, le expresa su admiración y sus mejores deseos: «¡Que viva Su Ma-

jestad para siempre!» (Neh. 2: 1, NVI), como refutación de cualquier intento de

asesinato o descontento por parte de Nehemías. En segundo lugar, en vez de

justificarse o de negar la realidad, Nehemías responde con otra pregunta (ver

Neh. 2: 3). Lo que intenta con ello es buscar la comprensión del rey a causa de

la carga que Dios ha puesto en su corazón. Jesús no respondía directamente a

sus adversarios, sino que a menudo lo hacía con otra pregunta. La forma de la

respuesta es tan importante como el propio contenido de ella.

2.

El razonamiento.

Nehemías apela a la comprensión del rey. Su alusión a los

sepulcros de sus padres suscita emociones que trascienden las fronteras cultu-

rales, ya que todas las culturas lloran por sus antepasados. Para no mezclarlo

con la política no alude ni al nombre de Jerusalén, que podría despertar recuer-

dos de su turbulenta historia (ver Esd. 4: 19-20). Nehemías considera y responde

al rey como a otro ser humano, en lugar de considerarlo como un oponente

político.

Actuar con tacto no significa estar de acuerdo con todos los que nos rodean

como lo hace un adulador, ni tampoco significa aceptar nada incorrecto. Tacto

tampoco es mentir o engañar. El tacto se basa en la verdad y en la rectitud de

carácter. Tener tacto es ser prudente y comprender cómo acercarse a las perso-

nas de la mejor manera posible con el fin de obtener la respuesta deseada. Ade-

más, utiliza el don del discernimiento para determinar lo que es correcto de lo

que no lo es, a la vez que aplica la bondad y la comprensión para conseguir que

todo se haga de una manera humana, bondadosa y ética.

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