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1
a
SEMANA
6
imPlícate
Un santo propósito
para la restauración
«N
ehemías ocupaba un puesto de influencia y honor en la corte de Persia. […]
En aquel país pagano, rodeado por la pompa y el esplendor de la corte, Nehemías no
olvidó al Dios de sus padres ni a su pueblo. […] Se interesó profundamente por Jerusa-
lén, y sus esperanzas y alegrías se vincularon a la prosperidad de aquel distante lugar. A
aquella ciudad elegida le habían llegado duros momentos de prueba y de aflicción.
A través de mensajeros de Judea, el patriota hebreo supo que habían llegado días de
tribulación para la ciudad escogida. […] La capital de Judá se transformaba rápidamen-
te en un lugar desolado y los pocos habitantes que permanecían allí estaban profun-
damente amargados por las burlas de los agresores idólatras que les decían: “¿Dónde
está vuestro Dios?”.
»El corazón del patriota hebreo estaba abrumado por las malas noticias. Tan gran-
de era su pesar que no comió ni bebió. [Él mismo dice]: “Al oír estas palabras me senté,
rompí a llorar y durante algunos días hice duelo, orando y ayunando en presencia del
Dios de los cielos” (Neh. 1: 4). Pero cuando ese primer estallido de congoja concluyó,
se volvió en su aflicción hacia el gran Ayudador. El registro dice: “Oré delante del Dios
de los cielos” (RV95). Vació su corazón delante del Señor. Sabía que la aflicción que
había venido sobre Israel era el resultado de su transgresión y con profunda humilla-
ción se presentó delante de Dios para pedir perdón. […]
»Dios había sido consecuente respecto a sus advertencias, cuando su pueblo se
separó de él; los había esparcido entre las naciones según su palabra. […] Su pueblo
había regresado ahora arrepentido y con fe para guardar sus mandamientos, y Dios
mismo había dicho que si hacían eso, aunque fueran arrojados al último confín de la
tierra, los reuniría desde allí y haría que la luz de su rostro brillara nuevamente sobre
ellos. […]
Mientras oraba, un santo propósito se había estado formulando en su mente: […] Él
mismo emprendería la ardua tarea de reconstruir los muros de Jerusalén. […] Ahora, al
concluir su oración, suplicó al Señor que le concediera gracia ante los ojos del rey para
que aquel plan que a él lo entusiasmaba pudiera llevarse a cabo».—
E
lena
G.
de
W
hite
,
«Lessons from the Life of Nehemiah»,
The Southern Watchman
, 1
o
de marzo de 1904.
Después de haber analizado Nehemías 1:
ü
¿Qué aplicaciones personales te sientes motivado a realizar en tu vida?
ü
¿Qué aplicaciones prácticas consideras que deberías implementar en tu escue-
la, tu lugar de trabajo, tu familia o tu iglesia?
ü
¿Cómo aplicarías a tu vida el versículo que has memorizado?