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A
dventista
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óvenes y
A
dultos
DIVISIÓN DE ASIA PACÍFICO SUR
31
P
royectos
futuros
del
decimotercer
sábado
El próximo trimestre estará destinado a la División de África Meridional y
Océano Índico. Los proyectos especiales estarán destinados, en Mozambique:
a la Universidad Adventista de Beira, a construir un orfanato para niños que
perdieron a sus padres por el VIH/SIDA en Nampula y a la construcción de una
escuela primaria en Milange. En Santo Tomé y Príncipe: al establecimiento de un
centro de rehabilitación para víctimas de alcohol y drogas; la construcción de una
nueva iglesia; y a la construcción de un auditorio para una escuela secundaria.
Misionera Internacional Adventista a
construir un nuevo campus en una propiedad
adquirida recientemente. Los nuevos salones
permitirán que la escuela pueda ahora ofrecer
sus clases hasta el doceavo grado y aceptar
más alumnos. Gracias por sus ofrendas
misioneras.
UNA LECCIÓN DE IRA
Esta experiencia fue contada por la propia Ann:
«Dios me ama mucho».
Una amiga se mudó a Australia y me
pidió que, de vez en cuando, visitara a sus
padres aquí en Tailandia.
La casa de sus padres distaba un poco de
la mía, así tuve que solicitar ayuda e
instrucciones para dar con la dirección. Para
la primera visita, llené un morral y algunas
bolsas con comestibles y llamé a un taxi para
que me llevara a la estación de autobuses.
De repente, a mitad de camino, el taxista
me dijo: «No puedo llevarla, pero puedo
llamar a otro taxi».
El segundo taxi me recogió, pero el
conductor me llevó al lugar equivocado. Así
que subí a un tercer taxi.
Me tomó casi dos horas llegar a la
estación de autobuses. Cuando llegué estaba
tan molesta que no quería hablar con nadie.
Por supuesto, el autobús que debía tomar ya
había salido.
Un trabajador de la estación de autobuses
me preguntó:
—¿A dónde vas?
A lo que respondí:
—Se lo diré más tarde.
Después de calmarme, compré un boleto
y esperé el próximo autobús.
Durante el viaje a la casa de los padres de
mi amiga, pasamos junto a un autobús que
había tenido un accidente. Nuestro conductor
se detuvo para tomar fotografías. Comentó
que el accidente había sido muy grave, varios
pasajeros habían perdido la vida.
—Es el autobús que salió justo antes que
nosotros —dijo.
Comprendí entonces que yo iba a estar
en ese autobús. Era la unidad que había
perdido debido a las múltiples demoras que
sufrí para llegar a la estación.
Los padres de mi amiga, que no son
cristianos, se sintieron aliviados al verme.
—Estábamos muy preocupados,
pensamos que viajabas en ese autobús —dijo
su madre.
—Dios es muy bueno —dije—, y les
conté mi historia.
Su padre comentó:
—¡Caramba, el Dios o ángel que te
protege es en verdad grandioso!
«No cabe duda de que Dios realmente
me ama», concluyó Ann.