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Noé: comisionado para servir a Dios antes del Diluvio.

Abraham: llamado a ser el padre del pueblo de Dios.

Moisés: dirige al pueblo de Dios desde el Éxodo hasta los límites de la Tierra

Prometida.

Josué: hace pasar al pueblo de Dios a la Tierra Prometida.

Samuel: juzga durante el inicio del período monárquico.

Oseas y Amós: profetizan antes de la caída del Reino del Norte y Samaria

en 722 a.C.

Ezequiel y Daniel: entran en su ministerio profético durante el exilio babilónico.

Hageo y Zacarías: sirven después del regreso del exilio.

Esdras y Nehemías: comienzan a servir a Dios al comienzo de la profecía de

los 2.300 días/años (457 a.C.).

Juan el Bautista: llama a Israel al arrepentimiento antes del inicio del minis-

terio de Jesús.

Esteban: da testimonio a los gentiles (en el momento en que finaliza la pro-

fecía de las setenta semanas, en 34 d.C.).

Elena de White: llamada al final de la profecía de los 2.300 días/años (1844).

Por lo tanto, a partir de este esquema, podemos inferir un patrón del plan

de trabajo de Dios. En el plan de redención de Dios, se expresan marcadores de

tiempo proféticos específicos. Siempre que hay una crisis espiritual, Dios envía

a profetas que cumplen su misión de llamar a la humanidad a volverse a Dios y

a la obediencia a su Palabra.

Oportunidad personal

La elección también puede ser el llamado a cumplir una tarea específica,

como en el caso de Esdras y Nehemías (y muchos otros siervos de Dios; ver Éxo.

3:9-12; Isa. 6:7, 8; Jer. 1:5-9). De la misma manera, nosotros somos llamados

a reflejar el carácter de Jesús y hacer algo específico por Dios. Puede ser un

trabajo que realicemos para él; una actividad que nos sintamos impulsados a

hacer, como ayudar a alguien; o una carrera específica que dure toda la vida.

Cada uno de los líderes mencionados anteriormente fue escogido especí-

ficamente por Dios “para un momento como este” (Est. 4:14, NVI). Llamaron a

la acción, al arrepentimiento y a un profundo compromiso con Dios. Esdras y

Nehemías tuvieron que desempeñar el papel de líderes del pueblo de Dios al

comienzo del período profético más largo. También exhortaron al pueblo a vivir

para Dios y demostrar su compromiso a través de la fe y la acción. El pueblo

regresó de Babilonia, inmerso en el estilo de vida babilónico y en la adoración

de muchas deidades. Afortunadamente, a pesar de todos los demás proble-

mas que afrontaron en su vida posexílica, la idolatría no fue uno de ellos. No

obstante, su anterior pluralismo religioso no carecía de efectos perjudiciales.

Lección 3

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Material auxiliar para el maestro

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