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hacerlo, sino porque Dios es fiel y maravilloso al cuidarnos y proveer para noso-

tros todos los días. Nehemías demostró a través de sus actos que el diezmo es

extremadamente importante, no solo para apoyar la obra de Dios sino también

para ayudarnos a reconocer que todo proviene de él. Damos porque Dios nos

da. De esta manera, participamos en su ministerio en favor de la humanidad.

El sábado

El segundo aspecto que Nehemías aborda en este capítulo es el día de ado-

ración, el sábado. Los israelitas hacían transacciones comerciales con gente de

los alrededores en sábado en lugar de adorar al Señor (Lev. 23:3). Nehemías se

opuso enérgicamente a la forma en que se guardaba el sábado.

Nehemías era el gobernador de la nación y, como era un hombre muy pia-

doso, quería asegurarse de que el pueblo también siguiera las instrucciones

de Dios. Nehemías sintió que tenía que tomar algunas medidas estrictas para

que el pueblo entendiera que el sábado tenía que ser realmente santo. Era un

día de descanso en el Señor en el que el pueblo de Dios dedicaba tiempo a la

familia y los amigos y, lo más importante, le dedicaba tiempo a Dios. Al hacer

negocios en sábado, el pueblo de Dios estaba eludiendo oportunidades para

tener comunión con Dios, y también se estaba privando de las oportunidades

para mostrar amor y cuidar a los demás.

Dios el Creador consideró que el sábado era extremadamente importante;

de lo contrario, no lo hubiese creado como un día especial. Si todo lo necesario

se hubiera terminado en seis días, entonces Dios no habría creado el séptimo.

Pero lo hizo para darnos un día especial como recordatorio de que él es nuestro

Creador, y que fuimos creados para estar en comunión con él y depender de él.

También, en este día de descanso de los asuntos cotidianos, renovamos nuestra

fuerza y, lo más importante, respetamos la manera en que Dios celebró la vida

al santificar este día. No era como todos los demás días; este era un día santo.

Santo significa “separado para” un propósito especial y “apartado para” activi-

dades edificantes. Por lo tanto, las cosas que hacemos deben ser diferentes de

las que hacemos los demás días de la semana. El mismo Jesús permaneció en

la tumba en sábado y resucitó en domingo, y así guardó el sábado incluso

en su muerte. Así de importante es el sábado para Dios.

A lo largo de toda la Biblia, Dios nos muestra cuán primordial es el día de

reposo, al instruirnos para que nos alejemos de los negocios y las actividades

comunes, y celebremos al Señor del sábado. Él nos anima a reconocer el sá-

bado como una “delicia”, como un día “santo, glorioso de Jehová” y a honrarlo

al no andar en nuestros propios caminos, ni ir tras nuestros placeres egoístas,

ni hablar nuestras propias palabras mundanas. Dios una vez más promete una

bendición (Isa. 58:13, 14). De la misma manera que promete bendecirnos cuando

damos el diezmo, también promete una bendición cuando vivimos el sábado

a su manera, no centrándonos en nuestros propios deseos sino glorificando a

Lección 11

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Material auxiliar para el maestro

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