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Lección 3 | Jueves 17 de octubre

NUESTRA RESPONSABILIDAD

Si Dios nos llama, todavía tenemos la opción de aceptar o rechazar ese

llamado, al igual que tenemos la opción de aceptar o rechazar la salvación

que él nos ofrece a todos. Él puede colocarnos en una posición particular,

pero nosotros podemos decidir no seguir sus mandatos. Sí, él quiere que

hagamos cosas específicas para él, al igual que nos llama a ser semejantes

a él. La elección de Dios para una tarea específica es parte de su plan para

nuestra salvación. Al hacer lo que él nos llama a hacer, revelamos en nuestra

vida la realidad de la salvación que él nos ha dado.

Al rey Saúl le fue dada la posición de rey. Desdichadamente, Saúl nunca

entregó totalmente su corazón a Dios, a pesar de la tarea que le fue enco-

mendada. Solo porque alguien es llamado por Dios para hacer algo especial

para él no significa que esta persona acepte a Dios. Nuestro libre albedrío

sigue siendo el factor determinante y, si no seguimos la dirección de Dios,

podemos perderlo todo.

Lee Éxodo 3 y 4. ¿Qué nos enseña esto acerca de lo que sucede cuando el

Señor llama a alguien para una tarea?

Nuestra respuesta puede ser como la de Esdras y la deNehemías, quienes

fueron sin objeciones, o podemos ser comoMoisés, que puso objeciones y ex-

cusas. Moisés finalmente fue, pero no sin antes intentar librarse del llamado.

Se opuso, alegando que no era suficientemente bueno, que era un don nadie,

y que no tenía un cargo importante. Entonces, ¿qué posibilidades había de

que el Faraón lo escuchara? También le preocupaba que el pueblo judío no

le creyera ni lo escuchara, y la obra sería en vano. Además, se quejó de que

no estaba capacitado: “Soy tardo en el habla y torpe de lengua” (Éxo. 4:10), y

de no tener las habilidades necesarias. Por último, directamente le pidió a

Dios que enviara a otro. Y no obstante, al leer la historia de Moisés, descu-

brimos que este se convirtió en un líder poderoso aunque imperfecto. Fue

alguien que fielmente hizo la tarea que el Señor le había pedido que hiciera.

¿Qué excusas encontramos a menudo que nos impiden hacer las cosas que sabe-

mos que el Señor quiere que hagamos?