38 LECCIÓN CUATRO
Experimentando la historia
Personaje:
Elí.
Anime a sus alumnos a
representar la historia a medida
que usted la lee o relata.
Si es posible, oscurezca el
salón y encienda velas. Haga
que sus alumnos representen a
Samuel y se recuesten sobre
sábanas o cobijas. Elija un niño
para que sea Elí, o pida a un
maestro que represente a Elí.
Reproduzca la grabación de la
«voz de Dios» (o pida a una persona que hable
desde un lugar oculto) cuando llegue el momento.
Cuando diga: Los alumnos:
Samuel
Se pondrán la mano detrás de
un oído.
Elí
Moverán negativamente la
cabeza.
Relate la historia
Este niño había sido una respuesta a las
oraciones de su madre. Ana había pedido a Dios en
oración que le diera un hijo. Le había prometido a
Dios que el hijo que le diera se lo iba a dedicar como
siervo suyo. Esa fue la razón por la que Ana llevó al
pequeño
Samuel
a vivir con el sacerdote
Elí
en el
tabernáculo.
Samuel
y el anciano sacerdote llegaron
a tener una relación muy cercana.
«
Samuel
era servicial y afectuoso, y ningún
padre amó jamás a un hijo más tiernamente que
Elí
a este joven» (
Patriarcas y profetas,
cap. 55, p. 557).
Cuando
Elí
se fue haciendo mayor, se llenó de
ansiedad y de tristeza por la mala conducta de sus
propios hijos y «buscaba consuelo en
Samuel
» (
ibíd.
).
Samuel
llegó a convertirse en el gozo y deleite del
anciano sacerdote. Y
Samuel
amaba mucho a este
anciano.
En aquellos días el Señor no le hablaba
directamente a la gente con mucha frecuencia. Pero
pronto le hablaría a
Samuel
en una forma no
acostumbrada.
A
Elí
le estaba fallando la vista. Ya para
entonces estaba casi ciego y necesitaba la ayuda
de
Samuel
. Una noche,
Elí
estaba acostado en su
cama y también
Samuel
estaba acostado en
su propia habitación.
Samuel
se estaba quedando
dormido, cuando de pronto escuchó una voz que
le dijo:
—¡
Samuel
!
Samuel
se levantó inmediatamente. Había una
lámpara que todavía seguía encendida. ¿Será que
Elí
lo necesitaba?
Samuel
se fue a la habitación de
Elí.
—Aquí estoy —le dijo al sacerdote—. Me has
llamado.
—Yo no te he llamado. Vuelve a acostarte —le
dijo Elí.
Samuel
regresó silenciosamente a su cama.
«
Estoy seguro de que
Elí
me llamó»,
pensó mientras
cerraba los ojos.
Nuevamente
Samuel
escuchó la misma voz que
lo llamaba:
—
¡Samuel! ¡Samuel
!
El muchacho volvió a sentarse en la cama y miró
a su alrededor. Luego se bajó de la cama y se
apresuró a ir al lado de
Elí
.
—¡Aquí estoy! —le dijo—, otra vez me has
llamado.
—No,
Samuel
, yo no te he llamado —respondió
Elí
—. Vuelve a la cama.
Así que
Samuel
regresó a su cama. «
Estoy seguro
de que oí a
Elí
llamarme»
, pensó mientras se metía
otra vez debajo de las cobijas.
—
¡Samuel! ¡Samuel!
—escuchó de nuevo.
Samuel
saltó de la cama y se apresuró
nuevamente a ir al cuarto de
Elí.
—Aquí estoy —dijo suavemente—. ¿Me has
llamado?
—No —contestó
Elí
—. Yo no te he llamado.
Entonces
Elí
se dio cuenta de que seguramente
el Señor le estaba hablando a
Samuel,
así que le
dijo:
Necesita:
• toallas o
cobijas para
cubrir el piso
• velas
• grabación
de voz
masculina
(opcional)
• carteles
Lección bíblica
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