ay algunas tareas especiales que debes cumplir
en la casa? ¿Te piden tu mamá o tu papá que
hagas cosas que no puedes hacer? Dios tiene una tarea
especial para cada uno de nosotros. Nunca nos pide que
hagamos cosas que son demasiado difíciles para
nosotros. Vamos a descubrir más acerca de una persona
a quien Dios le encomendó una tarea especial.
ios le encargó a Débora una
responsabilidad especial: dirigir al pueblo
de Israel. ¡Era un trabajo duro! La gente no seguía a
Dios; en vez de obedecerlo, adoraban ídolos. Veinte
años antes, el rey Jabín había atacado a Israel. Él
ganó la guerra, y luego convirtió a los israelitas en
sus esclavos. Ahora todos vivían temerosos del rey
y de su general Sísara, que tenía novecientos carros
de hierro.
Débora era una jueza. Pero no tenía una oficina
ni una sala de tribunal como los jueces de hoy.
Débora a diario se sentaba debajo de una palmera.
Cuando la gente tenía un problema, acudía a
Débora para que los ayudara a encontrar una
solución. Débora sabía que la gente estaba triste y
arrepentida por haberse alejado de Dios y por
haber adorado ídolos. Le pedían a Débora que les
enseñara a adorar al verdadero Dios.
Un día, Dios le dijo a Débora:
—He escuchado las oraciones de mi pueblo y los
voy a librar de la esclavitud.
Débora oyó atentamente las instrucciones de
Dios y luego le pasó esas instrucciones a Barac.
—Dios dice que debes reunir diez mil hombres en
el monte Tabor. Él va a entregar a Sísara en tus
manos.
Barac tenía miedo. Él sabía muy bien lo cruel
que era el ejército de Sísara. Ellos
habían atacado el pueblo donde vivía.
Pero Barac respetaba a Débora. Sabía
que Dios había hablado a través de
ella.
—Si tú vas conmigo y con mi ejército
—le dijo Barac a Débora—, yo iré.
Cuando Débora aceptó ir con él,
Dios le dio otro mensaje para Barac:
—Ya que deseas que Débora vaya
contigo, no tendrás tú el honor de
ganar la batalla. El honor será para
una mujer.
Débora, Barac y los diez mil
soldados no tuvieron que pelear
mucho. Poco después de que Barac
saliera a la batalla, Dios derrotó a Sísara
y a su ejército. Todos abandonaron los
carros y salieron huyendo. Barac y sus
Jueces 4, 5;
Patriarcas y profetas
, cap. 53, pp. 529, 530.
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Mujeres dirigentes
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Lección
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