as tenido alguna vez mucho miedo y no estabas
seguro de lo que debías hacer? ¿Te has despertado
asustado alguna vez al escuchar ruidos extraños?
Cuando Gedeón aprendió a confiar en vez de estar temeroso,
grandes acontecimientos comenzaron a suceder.
uarenta años después de que Débora y
Barac derrotaron a Sísara, el pueblo de
Israel se olvidó nuevamente de Dios y la gente
comenzó otra vez a adorar ídolos. Esto entristeció
mucho a Dios. Durante siete años, los madianitas y
amalecitas les causaron problemas a los israelitas.
Les robaban los alimentos y destruían sus hogares.
Muchos de los israelitas vivían en cuevas para
poder sobrevivir.
Dios buscó entonces un
dirigente, alguien en quien
pudiera confiar. Y encontró
a Gedeón.
Gedeón se mantenía
oculto, escondido de los
madianitas mientras
molía trigo. El ángel de
Dios se le apareció y le
dijo:
—¡El Señor está
contigo, guerrero
valiente!
Gedeón se
sorprendió mucho. Él
no era ningún
guerrero valiente. Su
familia era la más
pequeña de la tribu
de Manasés.
Ciertamente no se sentía
muy valiente.
—Yo estaré contigo —le dijo Dios a Gedeón—.
Juntos vamos a destruir al enemigo.
Gedeón no estaba muy seguro de que realmente
Dios le estuviera pidiendo eso, y le pidió al ángel
que esperara un poco mientras le preparaba algo
de comer. Colocó luego la comida en una piedra
grande y el alimento fue consumido por el fuego.
Gedeón le pidió a Dios que le enviara dos
señales. Quería estar seguro de que Dios realmente
estaba con él. Tomó un vellón de lana en sus
manos y le pidió a Dios lo siguiente:
—Si has de ayudar a Israel a derrotar a Madián,
extenderé este vellón de lana sobre el suelo. Si
mañana aparece mojado porque el rocío cayó
solamente sobre el vellón y
todo el suelo alrededor
queda seco, sabré que
salvarás a Israel por mi
intermedio.
A la mañana siguiente,
Gedeón encontró el vellón
como le había pedido a
Dios. No había humedad
de rocío en el suelo, pero
el vellón de lana estaba
mojado.
Pero Gedeón probó
una vez más a Dios:
—Esta vez haz que el
vellón de lana esté seco y
el suelo a su alrededor
esté mojado —le pidió
Gedeón.
A la mañana
siguiente, Gedeón
encontró que Dios le había
concedido su petición.
Jueces 6, 7;
Patriarcas y profetas
, cap. 53, pp. 529-538.
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Gedeón, el valiente
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Lección
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