e han prometido alguna vez tus padres algo muy
especial? ¿Era algo que querías tener hace mucho
tiempo? ¿Cómo te sentiste cuando lo recibiste? Esa es tal
vez la manera como se sintió Zacarías cuando Dios
envió a Gabriel para hacerle una promesa.
acarías, el sacerdote, se encontraba
sirviendo en el templo. Los sacerdotes se
turnaban para hacerlo y esa semana le tocaba a él.
Cada día de aquella semana debía entrar al lugar
santo. Allí debía quemar incienso y orar en favor de
la gente del pueblo de Dios. Uno de esos días entró
en el lugar santo como de costumbre. Pero ese no
iba a ser un día común y corriente. Aquel día
sucedió algo muy extraño.
Zacarías estaba de pie ante el altar. La nube de
incienso se alzaba ante Dios. De pronto apareció un
ángel al lado derecho del altar. Zacarías se llenó de
asombro y temor. Luego dijo el ángel:
—No tengas miedo, Zacarías. Dios ha escuchado
tus oraciones. Tu esposa va a tener un bebé. Debes
ponerle por nombre Juan. El Espíritu Santo estará
con él. Guiará a muchas personas a experimentar
un cambio en sus vidas y los ayudará a prepararse
para encontrarse con el Señor.
Zacarías no podía creer lo que estaba
escuchando. Él y su esposa Elisabet no tenían hijos.
Durante muchos años habían orado por un hijo.
Pero ahora eran muy viejos. Las personas de su
edad ya no podían tener hijos.
—¿Cómo puedo saber que lo que dices es
verdad? —preguntó Zacarías—. Mi esposa y yo ya
estamos viejos, demasiado viejos para tener un
hijo.
—Yo soy Gabriel —le respondió el ángel—. Dios
me ha enviado con este mensaje especial para ti.
Pero como no me has creído, no vas a poder hablar
hasta que nazca tu hijo. Esa será la señal de que lo
que he dicho es verdad.
Entonces el ángel desapareció.
Las personas que estaban en el templo se
preguntaban qué había pasado con Zacarías.
Cuando salió del lugar santo, trató de decirle a la
gente lo que había visto. Pero, exactamente como
el ángel había dicho, no podía hablar. Solamente se
podía comunicar por señas o escribiendo sus
palabras.
Muy pronto después de la visita del ángel,
Elisabet quedó embarazada. Dios había cumplido su
promesa. Y cuando nació el bebé, Zacarías pudo
hablar nuevamente.
—Su nombre es Juan —les dijo a sus amigos y
vecinos.
Seis meses más tarde de la visita del ángel
Gabriel, Dios le envió buenas nuevas a otra
persona: a María, la prima de Elisabet.
Lucas 1: 5-38; Mateo 1: 18-21;
El Deseado de todas las gentes
, cap. 10, pp. 76-81.
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Bebés prometidos
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10
Lección
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