7
16
La Cena del Señor
Creo que cuando Jesús participó de
su última cena con sus discípulos, antes de la
crucifixión, nos enseñó algo maravilloso. Afirmó
que el jugo de uva (el vino) representaba su
sangre derramada, y que el pan representaba su
cuerpo. Participar de la Santa Cena en la iglesia
me ayuda a recordar el sacrificio que Jesús hizo
por mí en la cruz.
17
Los ministerios
y los dones espirituales
Creo que Dios nos ha concedido talentos
especiales que podemos utilizar para servirle.
Todos tenemos habilidades especiales como la
música, la predicación, la enseñanza, las artes,
impartir estudios bíblicos, visitar a los enfermos,
o hacer que la gente se sienta bienvenida
cuando visita nuestra iglesia. En la obra de Dios,
todos y cada uno de los dones espirituales son
importantes.
18
El don de profecía
Creo que el pueblo de Dios y su iglesia
necesitan saber cómo vivir y qué esperar del futuro.
Por eso, Dios llamó a una joven llamada Elena G.
de White para que fuera su profetisa y para que
dirigiera, instruyera y corrigiera a su pueblo. Ella
también nos ayuda a entender las importantes
enseñanzas que encontramos en la Biblia.
19
La ley de Dios
Creo que los Diez Mandamientos divinos
encierran inmejorables normas para nuestras
vidas. Cada uno de ellos tiene el propósito de
protegerme del pecado así como de ayudarme
a amar más a Dios y a los demás. Cada uno
representa lo mucho que Dios me ama y la forma
en que desea que yo viva una vida feliz
y saludable. Obedecer los Diez Mandamientos
equivale a decirle a Dios y a los demás: «Te amo».
20
El sábado
Creo que Dios creó el sábado para
que fuera un día santo. Él me ordena descansar,
adorarlo y actuar en una forma especial durante
ese día. Esa es una manera de mostrarle a él y a
los demás que acepto que Dios es quien creó todo
lo bueno. El santo sábado de Dios comienza a la
puesta de sol del viernes y concluye a la puesta
de sol del sábado.
21
La mayordomía
Creo que Dios es el dueño de todo: los
árboles, las flores, los animales, incluyéndome
a mí. Dios me ha pedido que cuide lo que él ha
creado para que no sea dañado por nadie. Por
tanto, aprecio en forma especial a las criaturas de
Dios y su creación. Para mostrarle lo feliz que me
siento de ser su mayordomo, devolveré fielmente
el diezmo (el diez por ciento) de mis entradas y
de mis ganancias. Deseo que Dios bendiga este
mundo y todo lo que hay en él, incluyéndome
a mí.
22
El comportamiento
cristiano
Creo que todo el que ame a Jesús debería hablar,
actuar, comer, trabajar y desempeñarse en forma
diferente de aquellos que siguen a Satanás.
Todos mis actos deberían mostrar a los demás
que Jesús vive en mi corazón y que hago lo
mejor que puedo para vivir de acuerdo con sus
normas de amor.
23
El matrimonio
y la familia
Creo que Dios nos invita a establecer familias
aquí en la tierra con el fin de que entendamos
el gozo de vivir en el cielo. Nuestro Padre
celestial desea que cada hogar sea un lugar
seguro para aprender acerca de su amor y su
perdón. Cuando amamos a nuestros hermanos y
hermanas, padres y abuelos, tíos y tías, estamos
experimentando lo que será vivir en el cielo con
todos los que han decidido amar y obedecer
a Dios.
24
El ministerio
en el santuario celestial
Creo que Dios instruyó a Moisés y a los hijos de
Israel para que construyeran un templo en el
desierto con el fin de ilustrar la obra que Jesús
realiza en el cielo. Los sacerdotes de ese templo
intercedían a favor del pueblo, para que Dios
perdonara a quienes se habían arrepentido de
sus pecados. Eso es precisamente lo que Jesús
está haciendo ahora en el cielo. Él es nuestro
sacerdote celestial y desea perdonarnos, limpiar
nuestros corazones de pecado y finalmente
darnos la bienvenida al cielo.
25
La segunda venida
de Jesús
Creo que un día muy cercano Jesús va a regresar
a la tierra para invitar al cielo a todos los que
han decidido amarlo y obedecerlo. Cuando él
venga, quienes lo desprecian serán destruidos.
Sin embargo, todos los demás, incluyendo
a los santos que han muerto en el pasado,
abandonarán este mundo de oscuridad para vivir
por toda la eternidad con Jesús.
26
La muerte
y la resurrección
Creo que Jesús puede levantar a los muertos. Ya
lo hizo (Lázaro y el hijo de la viuda), y lo hará
de nuevo cuando regrese por segunda vez. Por
tanto, aunque algunos de mis familiares duerman
en el polvo de la tierra los veré otra vez gracias al
poder que Dios tiene sobre la muerte.
27
El milenio
y el fin del pecado
Creo que algún día el pecado y los pecadores
dejarán de existir para siempre. Incluso los que
murieron odiando a Dios entenderán a cabalidad
las mentiras de Satanás y aceptarán que los
juicios de Dios son justos. Satanás y todos los
pecadores serán completamente destruidos por
medio del fuego.
28
La tierra nueva
Creo que cuando Satanás y los
pecadores desaparezcan, mi Padre celestial creará
un mundo completamente nuevo para nuestro
disfrute. Allí no habrá muerte, ni lágrimas, ni
dolor, ni sufrimiento. Todo será paz y amor. Lo
mejor de todo será que yo, junto con mi familia y
todos los que aman a Dios, disfrutaremos de ese
maravilloso mundo para siempre.