69
¿Has sido engañado alguna vez? ¿Cómo te sentiste? ¿Tonto,
enojado? En nuestra historia de hoy un rey fue engañado para
hacerle daño a su mejor amigo. Pero Daniel no estaba
preocupado. Confió en Dios y Dios no lo defraudó.
D
aniel era un anciano. Muchas cosas habían acontecido desde que salió de
su hogar en Jerusalén cuando era adolescente. Desde el principio
prometió confiar en Dios y nunca lo defraudó. Dios había protegido a Daniel y
a sus tres amigos. Pero ahora las cosas habían cambiado nuevamente.
El nieto de Nabucodonosor no era tan sabio como Nabucodonosor y
había perdido el imperio. Ahora Darío era el rey. Darío colocó a Daniel a cargo
del gobierno. Se habían convertido en buenos amigos y de vez en cuando el
rey Darío y Daniel hablaban acerca de Dios.
No todos estaban contentos con esta relación. Algunos de los antiguos
gobernantes creían que ellos debían tener ese cargo. Vigilaban a Daniel muy
de cerca para encontrar algo en su contra. Pero lo único que podían encontrar
contra Daniel era la lealtad a su Dios.
Hablaron acerca de esto, tramaron y planearon y finalmente encontraron
una idea perfecta y se presentaron ante el rey.
—Rey Darío, sabemos que eres un gran rey. Porque eres muy grande
pensamos que es justo que todos tus súbditos te adoren a ti y solamente a ti
por el período de un mes.
—Bueno... no sé —dijo el rey.
—No habría una mejor manera de mostrar respeto y lealtad que postrarse
ante ti y solamente ante ti por un mes. Y el que no lo haga, pensamos que
debe ser arrojado en el foso de los leones —replicó el oficial.
El rey comenzó a pensar. Esta era una propuesta halagadora. Firmó su
nombre con una ceremonia fuera de lo común. Los oficiales tropezaban unos
con otros al salir de la habitación real, apenas podían contener su alegría.
Daniel leyó el decreto y suspiró. Sabía que era una trampa, pero no
titubeó. Fue a su casa, abrió las ventanas y se arrodilló mirando hacia
Jerusalén para orar. Siempre oraba en aquel mismo lugar, tres veces al día.
No dejaría de hacerlo ahora. Pidió a Dios que le diera valor y sabiduría y le
agradeció por su protección.
HAZ
la actividad
que aparece en la
página 74.
APRENDE
Comienza a
memorizar el texto
clave.
Sábado
versículo
para
memorizar
«Cuando tengo miedo, confío en ti. Confío en Dios y alabo
su palabra; confío en Dios y no tengo miedo. ¿Qué me puede
hacer el hombre?» (Salmo 56: 3, 4).
Adoramos a Dios
cuando confiamos
en su cuidado.
m
e
n
s
a
j
e