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ué opinas?

«En un lugar de los montes de Efraín, llamado Ramataim, vivía un hombre […]. Elca-

na tenía dos esposas. Una se llamaba Ana, y la otra Penina. Penina tenía hijos, pero Ana

no los tenía. Todos los años salía Elcana de su pueblo para rendir culto y ofrecer sacrificios

en Silo al Señor todopoderoso […]. Cuando Elcana ofrecía el sacrificio, daba su ración

correspondiente a Penina y a todos los hijos e hijas de ella, pero a Ana le daba una ración

especial, porque la amaba mucho, a pesar de que el Señor le había impedido tener hijos.

En cierta ocasión, estando en Silo, Ana se levantó después de la comida. El sacerdote Elí

estaba sentado en un sillón, cerca de la puerta de entrada del templo del Señor. Y Ana,

llorando y con el alma llena de amargura, se puso a orar al Señor y le hizo esta promesa:

“Señor todopoderoso: Si te dignas contemplar la aflicción de esta sierva tuya, y te acuerdas

de mí y me concedes un hijo, yo lo dedicaré toda su vida a tu servicio, y en señal de esa

dedicación no se le cortará el pelo”. Como Ana estuvo orando largo rato ante el Señor, Elí

se fijó en su boca; pero ella oraba mentalmente. No se escuchaba su voz; solo se movían

sus labios. Elí creyó entonces que estaba borracha, y le dijo: “¿Hasta cuándo vas a estar

borracha? ¡Deja ya el vino!”. “No es eso, señor”, contestó Ana. “No es que haya bebido

vino ni ninguna bebida fuerte, sino que me siento angustiada y estoy desahogando mi

pena delante del Señor. No piense usted que soy una mala mujer, sino que he estado oran-

do todo este tiempo porque estoy preocupada y afligida”. “Vete en paz”, le contestó Elí, “y

que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido”. “Muchísimas gracias”, contestó ella.

Luego Ana regresó por donde había venido, y fue a comer, y nunca más volvió a estar

triste. A la mañana siguiente madrugaron y, después de adorar al Señor, regresaron a su

casa en Ramá. Después Elcana se unió con su esposa Ana, y el Señor tuvo presente la

petición que ella le había hecho. Así Ana quedó embarazada, y cuando se cumplió el

tiempo dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, porque se lo había pedido al Señor»

(1 Samuel 1: 1-5, 9-20).

DENTIFÍCATE CON LA HISTORIA

Solo

el dieciséis por ciento de

los ministros protestantes en

Estados Unidos están muy sa-

tisfechos con su vida de ora-

ción personal. Treinta por

ciento están relativamente

insatisfechos y siete por ciento

están muy insatisfechos. No

hay demasiada variación en

nivel de satisfacción por deno-

minación. Sin embargo, los

metodistas están un poco más

satisfechos con su vida de ora-

ción personal que otros y los

presbiterianos manifiestan es-

tar mucho menos satisfechos.

A decir verdad, solo el cinco

por ciento de todos los minis-

tros presbiterianos dicen estar

extremadamente satisfechos

con su vida de oración perso-

nal y los presbiterianos gene-

ralmente tienden a estar más

insatisfechos que satisfechos

con ella.

¿

L

o sabías?

LECCIÓN 2 / JÓVENES

Verdadero (V) o Falso (F):

____ Se han burlado de ti por no tener ciertas cosas que otras personas tienen.

____ Dios contesta todas tus oraciones, aunque no siempre de la manera

en que tú esperas.

____ Dios te ha hablado en el pasado. Aun cuando no haya sido con una voz literal,

has escuchado sus palabras en tu corazón.

____ Le has pedido a Dios en oración que te conceda algo y él te lo ha concedido.