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A
l mediodía Daniel se arrodilla junto a la ventana. Daniel
habla con Dios. Daniel ora.
En la noche Daniel se arrodilla junto a su cama. Daniel
habla con Dios. Daniel ora. Daniel no tiene temor de orar. Ora una,
dos, tres veces al día.
(Cuente con los dedos de su hijito[a].)
Algunos hombres malos ven a Daniel orando.
—Se lo diremos al rey —dicen—. El rey tendrá que echar
a Daniel en el foso de los leones.