N
ovena
semana
:
Nehemías 6: 10-19
Ante las salidas fáciles:
discernimiento
9
a
SEMANA
1
inTro
A ciegas
L
a medicina moderna tiene hoy en día la capacidad de curar algunas formas de
ceguera congénita. Utilizando los últimos procedimientos de restauración quirúr-
gica, se pueden corregir algunos problemas oculares que hasta ahora era imposi-
ble corregir. Sin embargo, nada se registrará en el cerebro que jamás ha contem-
plado el espectro de un arco iris, las diferentes intensidades de la luz, o las
diversas formas de seres y objetos. Aunque físicamente el ojo pueda funcionar
bien, la mente misma necesita ser también restaurada. Más allá de la labor de los
cirujanos, el cerebro también debe ser reprogramado.
Por eso constituyó un grandioso milagro cuando Jesús sanó al hombre que
había estado ciego desde su nacimiento (ver Juan 9: 1-12), concediéndole la capa-
cidad no solo de ver, sino de reconocer todo lo que veía en el sentido de saber
qué era y cómo se llamaba. Un cosa es ver con los ojos y otra cosa es que el ce-
rebro entienda lo que ve. Jesús sanó no solamente sus ojos, sino que también
regeneró su mente.
De manera parecida, aunque nuestros ojos pueden estar funcionando bien
desde el punto de vista físico, también necesitaremos el milagro de la visión. No
la visión física, sino la espiritual. Necesitamos que nuestra visión espiritual sea
transformada para que podamos discernir la acción de diferentes agentes frente
a nosotros. Cosas sencillas como invitaciones, cartas y frases escuetas pueden no
ser en realidad tan sencillas, pero hay que saber discernirlas.
La lección de esta semana analiza, en el capítulo 6 de Nehemías, dos casos
en los que se levantó el velo de la ceguera y se concedió un necesario discer-
nimiento.
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