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SEMANA
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inVita
«Todas estas cosas»
T
odos tenemos nuestros Sambalats y Tobías; personas que intentan atraernos
a las llanuras de Ono, ofreciéndonos todo tipo de compromisos y acuerdos. Por
supuesto que no todo compromiso es malo. Hemos de estar dispuestos a llegar
a acuerdos en nuestras relaciones, pero en cuestiones que sean de pura preferen-
cia personal; ahora bien, existe un tipo de compromiso que menoscaba la indivi-
dualidad y sacrifica la integridad en aras de alguna ganancia temporal; a ese tipo
de compromisos, no hemos de estar dispuestos.
Jesús dijo en el Sermón del Monte: «Pongan toda su atención en el reino de
los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también todas estas
cosas» (Mat. 6: 33). Al igual que Nehemías, en lo que hemos de mantenernos siem-
pre centrados es en «el reino de Dios y su justicia» (RV95); o dicho de otro modo,
en los que formarán parte del reino de Dios —ya que él no necesita un reino te-
rrenal— así como en el carácter de Jesucristo.
Al buscar empleo, lo que a la gente le interesa es un buen salario, beneficios
y posibilidades de promoción; al buscar cónyuge, consideran su apariencia, ante-
cedentes familiares, posibilidades económicas y educación; al buscar vivienda, se
fijan en la ubicación y la estética, así como en su costo y posible revalorización.
Ahora bien, Jesús dice: «Su Padre ya sabe lo que ustedes necesitan, antes que se
lo pidan» (Mat. 6: 8). Los seguidores de Cristo, en lo primero que hemos de fijar-
nos es en las posibilidades de evangelismo y en lo que haría Jesús en circunstan-
cias similares. Tú no solo estás buscando un trabajo, sino uno que te abra la opor-
tunidad de ser misionero con los gastos pagados; no solo estás buscando un
cónyuge que sea un acompañante, sino un aliado espiritual que te ayude a reflejar
el carácter de Cristo; y a la hora de comprar una casa, tendrás en cuenta que sea
un buen lugar de testimonio para la comunidad.
Hoy tenemos ofertas que nos llegan de Ono para que nos comprometamos a
trabajar en sábado; para que encontremos una pareja atractiva pero que quizá no
sea un/una adventista fiel; o para que acumulemos deudas irrazonables en la
compra de una casa que impresione a gente que ni siquiera nos cae bien... Y todas
estas ofertas no llegan una sola vez sino que, al igual que las cinco cartas de Ne-
hemías 6, pueden presentarse repetidamente a lo largo de nuestra vida. Todas las
tentaciones que se te ofrecen en el trabajo son, supuestamente, para que te vaya
mejor; todas las tentaciones que se te ofrecen en las relaciones de pareja son,
supuestamente, porque obtendrás algún beneficio; todas las tentaciones que se
te ofrecen a la hora de comprar una casa son, supuestamente, para mejorar tu