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vale adquirir sabiduría que oro; más vale
entendimiento que plata (Proverbios 16: 16).
Por sus acciones se conoce si un joven se
conduce con rectitud (Proverbios 20: 11).
Practica la rectitud y la justicia, pues Dios
prefiere eso a los sacrificios (Proverbios 21: 3).
La humildad y la reverencia al Señor traen
como premio riquezas, honores y vida. El que
mira a otros con bondad, será bendecido por
compartir su pan con los pobres (Proverbios
22: 4, 9). Cuando alcances la sabiduría, hijo
mío, no habrá nadie más feliz que yo; sentiré
una profunda alegría al oírte hablar como es
debido (Proverbios 23: 15-16). Diviértete,
joven, ahora que estás lleno de vida; disfruta
de lo bueno ahora que puedes. Déjate llevar
por los impulsos de tu corazón y por todo lo
que ves, pero recuerda que de todo ello Dios
te pedirá cuentas (Eclesiastés 11: 9).
Acuérdate de tu Creador ahora que eres joven
y que aún no han llegado los tiempos difíciles;
ya vendrán años en que digas: «No me trae
ningún placer vivirlos» (Eclesiastés 12: 1).
Salomón puso su mano sobre el hombro
de su hijo y añadió: