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Completa la siguiente declaración con tus propias palabras: Me
disgustan las personas envidiosas porque
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¿Cuáles son algunas cualidades propias que los envidiosos pasan por alto cuando envidian a otros?
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ué opinas?
«Después que David terminó de hablar con Saúl, Jonatán se hizo muy amigo de
David, y llegó a quererlo como a sí mismo. Saúl, por su parte, aquel mismo día lo tomó a
su servicio y no lo dejó volver a casa de su padre. Y Jonatán y David se juraron eterna
amistad, porque Jonatán quería a David como a sí mismo. Además, Jonatán se quitó la
capa y la túnica que llevaba puestas, y se las dio a David, junto con su espada, su arco y
su cinturón. Tanta capacidad demostró David para cumplir con todo lo que Saúl le orde-
naba hacer, que Saúl lo puso al mando de hombres de guerra. Esto agradó a todo el
ejército y a los oficiales de Saúl. Sin embargo, cuando las tropas regresaron después que
David mató al filisteo, de todas las ciudades de Israel salieron mujeres a recibir al rey Saúl
cantando y bailando alegremente con panderos y platillos. Y mientras cantaban y baila-
ban, las mujeres repetían: “Mil hombres mató Saúl, y diez mil mató David”. Esto le mo-
lestó mucho a Saúl, y muy enojado dijo: “A David le atribuyen la muerte de diez mil
hombres, y a mí únicamente la de mil. ¡Ya solo falta que lo hagan rey!”. A partir de en-
tonces, Saúl miraba a David con recelo. Al día siguiente, el espíritu maligno mandado
por Dios se apoderó de Saúl, y este se puso como loco dentro de su palacio. David estaba
tocando el arpa, como de costumbre, y Saúl tenía su lanza en la mano. De pronto Saúl
levantó la lanza con la intención de clavar a David en la pared, pero David esquivó a
Saúl dos veces. Saúl tenía miedo de David, porque el Señor ayudaba a David pero ya no
lo ayudaba a él. Por eso lo retiró de su lado y lo nombró comandante de un batallón, al
frente del cual salía a campaña y volvía. Y como el Señor lo ayudaba, David tenía éxito
en todo lo que hacía. Por eso Saúl tenía miedo de él, al ver cómo prosperaba. Pero todos
en Israel y Judá querían a David, porque él era quien los dirigía cuando salían a campaña
y volvían» (1 Samuel 18:1-16).
DENTIFÍCATE CON LA HISTORIA
¿Sabías
que a la envidia se
la conoce como «el mons-
truo de ojos verdes»? Esto se
lo podemos agradecer a Wi-
lliam Shakespeare, que pin-
tó a la envidia de verde. El
gran poeta británico usó por
primera vez esta frase en su
obra
El mercader de Venecia
.
«Como todas las demás pa-
siones se disipan en el aire /
como pensamientos de duda
y desesperación abrazada con
precipitación / y temor tem-
bloroso, y envidia de ojos
verdes!» (
El mercader de Ve-
necia
, 3.2., pp. 108, 110).
¿
L
o sabías?
LECCIÓN 8 / JÓVENES