El Universitario

Nehemías:

Principios

para un liderazgo bíblico

Introducción general

n un mundo tan secularizado como el nuestro, el liderazgo

implica afán de poder, predominio, popularidad y enri-

quecimiento. Los líderes se destacan por ser calcula-

dores y por su sagacidad para influir, convencer, ma-

nipular e imponerse. Estas supuestas cualidades

contrastan con el estilo y las enseñanzas de Jesu-

cristo. Él predicó el equilibrio emocional, la em-

patía y la espiritualidad. Él fue el más destacado

líder que el mundo jamás haya conocido. Jesús

jamás llegó a viajar extensamente, ni tampoco lle-

gó a escribir una obra maestra. No se impuso por

haberse ganado el liderazgo en el campo de batalla.

Aunque la Biblia presenta a muchos destacados líderes,

todos ellos señalan a Jesús, en quien se resume y concentra

todo el liderazgo bíblico. Uno de esos personajes encarnó el carácter y la es-

piritualidad de Cristo mientras realizaba una labor de manera eficiente, con-

centrado en los objetivos de una visión, para de esa forma alcanzar el éxito.

Por eso los principios del liderazgo bíblico se encuentran en el relato de Ne-

hemías, lo cual hace de su libro un excelente manual de liderazgo.

Mientras que las multinacionales, los gobiernos y las victorias militares

y deportivas buscan objetivos materiales definidos, el libro de Nehemías

presenta el liderazgo desde una perspectiva totalmente diferente: la del

reino de Dios. En vez de utilizar la imposición por la fuerza o el chantaje fí-

sico o emocional, el liderazgo es presentado en el libro de Nehemías como

un reflejo de la persona de Jesús. Ese tipo de liderazgo en especial sugiere

una serie de interrogantes:

¿Cómo considera Dios el pecado?

¿Cómo reconcilia Dios su innato desprecio por el pecado y su intenso

amor por los pecadores?

¿Cuál es el plan divino para salvar al mundo?

¿Cuál es el papel del cristiano que tiene que desenvolverse en este mundo?

Estas preguntas se convierten en algo real en la vida de un estudiante

universitario, en el ámbito laboral, en el desempeño de puestos de respon-

sabilidad, en nuestra vida familiar y, por supuesto, también en nuestra fun-

ción como padres. En esas circunstancias, los principios del reino de Dios se

ven a menudo eclipsados por las ambiciones terrenales.