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¿Cómo consideras tú que hemos de vivir los cristianos hoy?
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¿Cómo podemos los creyentes guiar a los demás mientras practicamos
una sencilla vida devocional en permanente vinculación con Jesús?
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¿Acaso la Biblia proporciona indicaciones prácticas para dilucidar todos
estos interrogantes?
A los cristianos se nos llama a ser agentes de cambio en el mundo, a
partir únicamente de nuestro carácter y de un liderazgo consagrado. No
hemos sido llamados a emplear recursos psicológicos de seducción, re-
pertorios de astutas estrategias o tácticas intimidatorias, ni ningún tipo de
presión física o emocional. En otras palabras:
el liderazgo cristiano se basa
en ser uno mismo dirigido por Dios.
El libro de Nehemías presenta principios que ponen de relieve el gozo
de hacer la voluntad de Dios y de dar a conocer su verdadero carácter al
mundo entero; mientras que los métodos de liderazgo secular pueden
estar motivados por el afán de beneficios materiales o por la ambición y
las ansias de poder.
Los principios son imprescindibles para ayudar al cristiano en el proce-
so de guiar a otros —familias, grupos e incluso naciones— a la aceptación
de la voluntad de Dios y a que vivan de acuerdo con ella. Identificar esos
principios guiadores requiere oración, reflexión, dedicación, prudencia y
perspicacia. Una vez descubiertos, los lectores podrán utilizar los princi-
pios de liderazgo bíblico en todos los ámbitos de su actividad social, inte-
lectual o laboral.
Al estudiar la presente
G
uía
enfocada en el liderazgo cristiano, man-
tengamos en mente la gloria de Dios y esforcémonos por aplicar sus as-
pectos prácticos. Este estudio del trimestre beneficiará a todo aquel que
manifieste un corazón humilde, una actitud diligente y un espíritu analítico.
A través de la presente
G
uía
nos percataremos de la importancia de plani-
ficar nuestras obligaciones, organizar nuestro tiempo y recursos, priorizar
nuestras responsabilidades, motivar a todos aquellos que de alguna ma-
nera dependen de nosotros o de nuestro trabajo para, en definitiva, obte-
ner resultados eternos. También obtendremos una visión de las cualida-
des necesarias para ser un buen líder cristiano, de los pasos para enfrentar
la oposición y del valor celestial necesario para enfrentar situaciones
difíciles.
Ojalá encontremos las respuestas a nuestros interrogantes, y sigamos
más de cerca el ejemplo de Jesús, el líder por excelencia, sin importar a
quién y cuándo él exprese su llamamiento.
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