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a

SEMANA

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inTerioriza

Profesionalidad y espiritualidad

L

os primeros versículos del capítulo 7 establecen que Nehemías había cumpli-

do con su misión. Aunque en el capítulo anterior se dice que la muralla había sido

reedificada, las puertas no habían sido aún reparadas (ver Neh. 6: 1). Ahora, en el

capítulo 7, una y otras estaban terminadas. La logística de la reconstrucción había

terminado. Ahora era necesario establecer una buena administración para el

mantenimiento de las estructuras. Nehemías delegó esa tarea en Hanani y Hana-

nías (Neh. 7: 2). No se sabe con certeza si Hanani era un hermano biológico de

Nehemías, ya que a los parientes y a algunos familiares cercanos también se les

llama hermanos.

La Biblia continúa mencionando dos requisitos que debe tener un sucesor:

capacidad —«era un hombre digno de confianza»— y espiritualidad —«era más

temeroso de Dios que muchas personas»—. También se podría incluir el requisito

de que tuviera una gran preocupación por el trabajo a realizar, algo que probable-

mente compartió con Hanani, a quien se dice que Nehemías conoció a principios

del capítulo 1 (Neh. 1: 2).

En las organizaciones seculares, la capacidad profesional o laboral se mide

por el currículo, los títulos académicos y las licencias y certificaciones. Se pueden

emplear otras medidas, pero lo cierto es que los títulos y el conjunto de habili-

dades son los principales criterios utilizados en la selección de un empleado. El

liderazgo bíblico, sin embargo, va un paso más allá e incluye el papel de la espiri-

tualidad. Por supuesto, ese atributo es más difícil de medir, pero la Biblia dice

(y esto es muy interesante) que la elección de sucesor por parte de Nehemías fue

la de un hombre que «era más temeroso de Dios que muchas personas».

La espiritualidad, más que una cualidad objetiva es algo subjetivo e incluso en

ocasiones implica una comparación con quienes rodean a determinada persona.

La cuestión no es cuánto o cuánto más, sino más bien, si el individuo tiene una

relación cercana con Dios. Tal vez el mundo secular podría burlarse de esto, pero

¿cómo no va a ser la espiritualidad un factor clave cuando se trata de una tarea

de índole espiritual? Lo espiritual se tiene que discernir espiritualmente (ver 1 Cor.

2: 13-14).

Así como la descripción no descarta la competencia profesional, tampoco

ignora la espiritualidad. Hay gente en la iglesia que considera que para llevar a

cabo labores religiosas lo único que hace falta es tener una relación con Dios; no

obstante, es obvio que la competencia o la profesionalidad —los conocimientos,

el talento, la habilidad y las destrezas— son asimismo necesarios.

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