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Mensaje:

Puedo servir a Dios

dondequiera que me encuentre.

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advertencia que Dios le estaba dando. Le explicó al

rey Nabucodonosor que él era ese árbol. Se había

vuelto grande, fuerte y poderoso. Reinaba sobre

muchos lugares. Sin embargo, Dios había visto su

orgullo. Si Nabucodonosor no lo reconocía como

Señor, algo extraño y terrible iba a sucederle.

Perdería la razón y viviría en el campo como un

animal durante siete años. Al final de ese tiempo

volvería a ser rey nuevamente.

Por un tiempo el rey Nabucodonosor pensó en

lo que le había dicho Daniel. Puso a Dios en primer

lugar; pero poco a poco volvió a sus viejos

caminos.

Un año más tarde, Nabucodonosor estaba

caminando por la terraza de su palacio real y vio

complacido las maravillosas cosas que lo rodeaban.

Se llenó de soberbia y dijo sonriente y orgulloso:

«¿No es esta la gran Babilonia que yo edifiqué

con mi poder y para la gloria de mi majestad?»

Tan pronto como dijo esas

palabras, escuchó una

voz del cielo que le dijo:

«Nabucodonosor, te

vas a volver como un

animal. Vivirás en el

campo durante siete

años. Al final de ese

tiempo me vas a

reconocer como Señor.

Entonces volverás a ser

rey».

Y sucedió como dijo

Dios. Al final de los siete

años Nabucodonosor se

sanó y alabó a Dios

como gobernante de

toda la tierra. Sus

Versículo

para memorizar

«Su conversación debe ser

siempre agradable y de

buen gusto, y deben saber

también cómo contestar

a cada uno»

(Colosenses 4: 6).

consejeros y nobles vinieron a hablar con él y lo

hicieron nuevamente rey. Sin embargo, esta vez

Nabucodonosor no cometió el mismo error, sino

que sirvió a Dios por el resto de su vida.

Fue difícil para Daniel darle al rey el mensaje

que Dios le enviaba. Pero Dios estaba con él. Y Dios

estará contigo cuando lo sirvas en cualquier lugar

que te encuentres.