4 años se ofreció. «Querido Jesús —oró ella—,
por favor cuídate mucho. Si algo te sucediera,
¿qué vamos a hacer?»
¿No se alegran de que nunca tengamos que
preocuparnos por eso? Compartan una pequeña
y sencilla oración que su niño quizá haya elevado
a Dios. ¿Cómo les impactó esa muestra de fe?
TERCERA SEMANA
—Mamá, ¿podemos tener una caja de arena?
Davicito de 3 años acababa de jugar en la
casa de su amigo, y la actividad favorita fue
escarbar en la caja de arena.
—Lo siento, querido, pero no podemos tener
una caja de arena en un departamento —le
expliqué—. Necesitas un patio para eso.
—¡Entonces le voy a pedir a Jesús un patio!
—dijo sin desanimarse.
¡Cuánto deseaba yo que él pudiera tener un
patio, pero sencillamente no había casas en
nuestra zona al alcance de nuestro bolsillo.
Esa noche leímos historias y oramos. Estaba a
punto de apagar la luz cuando David dijo:
—¡Mamá, olvidamos orar por el patio!
Así que saltó fuera de la cama. «¡Querido
Jesús, por favor envíanos un patio para que yo
pueda tener una caja de arena. Amén!»
Lo metí en la cama y fui a contestar el
teléfono que sonaba. Era una persona para quien
yo había trabajado ocasionalmente, revisando un
proyecto. Entonces para mi mayor asombro
preguntó:
—Dime, ¿sabes de alguien a quien le gustaría
alquilar una casa?
¡Era justo para nosotros, dentro de nuestro
presupuesto, y con un perfecto lugar para una
caja de arena! ¡Jamás menosprecien la fe de su
hijito!
Como padres ¿cómo podemos alentar una fe
infantil cuando la lógica la desafía?
CUARTA SEMANA
He elevado esta misma oración durante años.
Está pegada en la parte interior de mi gabinete
de medicinas así que la veo cada mañana y cada
tarde: «Señor, enséñame a hacer lo mejor.
Enséñame cómo trabajar más eficientemente.
Dame energía y alegría» (
Conducción del niño
,
cap. 27, p. 136).
Deseo hacer lo mejor en la crianza de mis
hijos, me preocupa que no los esté disciplinando
lo suficiente, siendo demasiado protectora o no
siendo suficientemente protectora. Si tan solo
tuviera dos cosas, energía y alegría, podría hacer
mucho en mi hogar y jugar con mis chicos sin
quedarme dormida en el piso mientras jugamos
con los carritos y las camionetas. ¡Estaría alegre
todo el tiempo!
¿Qué oraciones han elevado ustedes una y
otra vez? ¿Cómo las ha contestado Dios?
QUINTA SEMANA
(u opcional)
Una noche en nuestro culto mi hijito de casi
3 años elevó una oración muy dulce:
«¡Querido Jesús, yo te amo Jesús! Gracias por
mami y papi y mi hermanito. Ven a mi casa
mañana, ¿sí, Jesús?».
Mi corazón saltó de alegría al ver que mi
precioso hijo consideraba a Jesús como su amigo,
y deseaba que «viniera mañana». Pensé mucho
en eso. «Sí, Jesús, ven, ¿sí?»
Compartan una ocasión cuando la oración de
su hijo los llevó a ustedes más cerca de Jesús.
CUALQUIER SEMANA
(opcional)
«Acudan las madres a Jesús con sus
perplejidades. Hallarán gracia suficiente para
ayudarles en la dirección de sus hijos. Las puertas
están abiertas para toda madre que quiera poner
sus cargas a los pies del Salvador. El que dijo:
“Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo
impidan”, sigue invitando a las madres a conducir
a sus pequeñuelos para que sean bendecidos por
él. Aún el lactante en los brazos de su madre,
puede morar bajo la sombra del Todopoderoso
por la fe de su madre que ora. Juan el Bautista
estuvo lleno del Espíritu Santo desde su
nacimiento. Si queremos vivir en comunión con
Dios, nosotros también podemos esperar que el
Espíritu divino amoldará a nuestros pequeñuelos,
aun desde los primeros momentos» (
El Deseado de
todas las gentes
, cap. 56, pp. 483, 484).
¿Qué significa para ustedes personalmente
«vivir en comunión con Dios»? ¿Cómo podemos
animarnos unos a otros a vivir en comunión con
Dios?
LECCIÓN 2
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