mirada a la puerta del guardarropa me ayudaba a
recordar que mi hija era más importante que
cualquier mueble o pintura en la pared.
Compartan su reacción si alguna vez su hijito
les arruinó algo. Anímense y recuerden que Jesús
está con ustedes incluso en medio de cada
frustración.
SEGUNDA SEMANA
—¡Escucha a mami! —grité—. ¡No desbarates
los casetes!
En mi enojo subí las escaleras hacia mi
habitación para tratar de arreglar otro casete que
mi hijo había desbaratado.
«¿Por qué está haciendo esto?»,
pensé con
enojo. Yo le había dicho tantas veces que no les
sacara las cintas. Estaba especialmente irritada
cuando comprendí que esta era su cinta favorita
de cantitos para bebés. Me senté en la cama
frustada y mortificada por haberle gritado a mi
hijo.
Al poco rato, escuché una vocecita de bebé:
—Lo siento mami, lo siento —dijo mansamente.
Mi irritación se desvaneció ante la sincera
disculpa. Después de todo, era solamente un
casete. Lo levanté en mis brazos.
—¡Te perdono, querido! Por favor perdóname
por gritarte.
Cuando las pequeñas incomodidades las
desanimen, recuerden que Jesús las comprende.
«No hagan sudar la gota gorda al pequeñín».
Piensen en una ocasión cuando algo agotó su
paciencia. ¿Qué pueden hacer para considerar a
ese pequeñín como un inapreciable miembro de
la familia?
TERCERA SEMANA
Estoy muy agradecida por la ayuda de mi
esposo en la crianza de nuestros hijos. Él es
bueno para bañarlos, leerles, jugar con ellos,
acostarlos, etc. Me encanta verlo luchar con los
niños y enseñarles cosas que necesitan saber para
ser buenos. Como una madre que permanece en
casa, estoy muy agradecida por su ayuda en las
noches para así yo tener algún descanso.
Frecuentemente he pensado en los padres que
están solos. ¿Cómo se las arreglan? Si no tienen
una familia que los ayude, ¿cómo pueden
descansar? Puedo imaginar el dolor que sienten
por sus hijos, sabiendo que no cuentan con la
ayuda del otro progenitor. Si alguno de ustedes
es padre y madre a la vez, recuerde que Dios ve
las pruebas por las que usted está pasando. Él
puede suplir todas sus necesidades. Él promete
ser «un padre para los huérfanos» (Salmo 68: 5).
Padres: ¿Qué desean ustedes que Dios haga
por sus hijos ya que ustedes no lo pueden hacer?
¿Cómo pueden apoyar a los padres que viven
solos?
CUARTA SEMANA
Cuando nació mi segundo hijo, Wesley ya
tenía 3 años. Todo iba bien al principio, pero
después de un mes más o menos, Wesley ya no
estaba tan complacido con el nuevo bebé. Mis
padres habían venido a visitarnos y a ayudarnos.
Yo agradecí sus esfuerzos, pero era muy
estresante ver que Wesley y mi padre tenían
conflictos. Pensé que mi padre esperaba
demasiado de Wesley. Wesley actuaba en forma
beligerante y desobediente. Yo me ponía de su
parte y discutía con mi padre enfrente de Wesley.
No me gustaba que Wesley le respondiera a mi
padre, ¡pero yo sí lo hacía!
Oré a Dios por esto y Dios me mostró que yo
estaba siendo un mal ejemplo para mi hijo. No
estaba respetando y honrando a mis padres
como debía. Cuando dejé de enfrentarme a mi
padre estando Wesley presente y comencé a ser
más bondadosa y cortés con mis padres, Wesley
comenzó a cambiar. ¡Qué lección aprendí!
¿Alguna vez han notado que su actitud influye
en su hijo/a? ¿Cómo pueden enseñar mejor a su
hijo/a a honrar y respetar a los demás?
QUINTA SEMANA
Estábamos trabajando juntos en el patio de la
casa. El bebé estaba en su andadera, el
grandecito estaba escarbando en la tierra. Mi
esposa y yo estábamos haciendo un borde de
ladrillos para su jardín de flores. Después de un
rato noté que Miguel estaba observándonos
fijamente.
—¡Papi, tú y mami son un buen equipo! —dijo.
Nos reímos y nos dimos un beso.
—¡Sí, Miguel, mami y yo somos un buen
equipo!
«Cuán bueno y agradable es que [...]
convivan en armonía» (Salmo 133: 1).
Compartan algunas maneras en que los
padres pueden formar un buen equipo en el
hogar.
LECCIÓN 1
16